¡Feliz Navidad!

Avatar del Diana Acosta

Esperamos que se cumplan nuestros pedidos “papanoelescos” y que finalmente paguen la cuenta los que se rifaron la plata de nuestro país...

En la Navidad es tradición que los niños preparen una lista de pedidos que, con profunda fe, esperan recibirlos en la Nochebuena. 

A veces pienso que los ecuatorianos actuamos como esos niños inocentes, que escriben una carta pensando que se cumplirán todos sus deseos. Pedimos por un país donde la honestidad y transparencia sean los valores predominantes para que la picardía y deshonestidad pasen a ser eventos raros y extraordinarios. Pero no, lamentablemente, así no funciona nuestro sistema. 

Aún hay lugar para que el más “vivo” se aproveche y se alce con lo que pueda; donde el orden y la puntualidad no están en la lista del común trajinar del ciudadano; la honestidad está cada vez más ausente y el poder manchado en buena parte por casos de corrupción y abusos, tratando de ejercer esos cinco minutos de gloria para beneficio personal. Se atiborran los bolsillos de dinero mal habido y luego lo exhiben ante la sociedad para que los reconozcan como esa nueva raza que proliferó durante la década pasada: los nuevos ricos. Esos que, sin trabajar se repletaron de dinero, en detrimento de las arcas nacionales. 

Esperamos que se cumplan nuestros pedidos “papanoelescos” y que finalmente paguen la cuenta los que se rifaron la plata de nuestro país y no el pueblo, recargándolo con más impuestos. Debemos iniciar esa transformación profunda para no ser ese lugar donde la corrupción manda y donde el que tiene padrino se bautiza; para pasar a tener sistemas judiciales pulcros y objetivos, con un poder Legislativo que cumpla su tarea y pare de pelearse por el mejor pedazo de la troncha; con leyes que promuevan el desarrollo nacional y amparen debidamente al ciudadano y la libre empresa; un poder Ejecutivo que entienda que está para trabajar por el bien del país y no para beneficio propio. Esforcémonos para que el Ecuador sea referente internacional gracias a sus buenas prácticas y costumbres. 

Mis queridos lectores, que en este día tan especial sean colmados de bendiciones en unión de todos sus seres queridos y se cumplan sus aspiraciones y deseos.

¡Feliz Navidad!