Juicio en tiempos de Covid-19

'Todavía no se produce una vacuna para esta enfermedad, sin embargo, la que sí conocemos, es la cura contra la corrupción'.
El juicio Sobornos está culminando su primera etapa con la acusación formal de la Fiscalía General contra varios involucrados, entre los que destaca Rafael Correa como autor con poder absoluto sobre la estructura desde la que se orquestaba una red de sobornos cuantiosos, entregados por contratistas del Estado a cambio de obras multimillonarias que con seguridad tuvieron sobreprecios. Estos se canalizaban por intermedio de mulas que llevaban el botín para engordar la humanidad del monstruo verde flex.
Ya todos sabemos cómo se manejaron las arcas fiscales de nuestros país durante la década perdida y fuimos testigos de cómo la dilapidaron a diestra y siniestra. Lo que asombra es que algunos de estos grandes bribones contratistas sobornadores aún deambulan a lo largo del país ejecutando jugosas obras para el gobierno de turno. ¡Hasta cuándo padre Almeida!
Mientras la madre de todos los juicios se desarrolla en Ecuador, el mundo entero y nuestro país son azotados por una plaga, el Covid-19, cuyos alcances y estragos son todavía inciertos. Lo que sí se conoce claramente, es que tiene una gran capacidad de dispersión y por esto el elevado nivel de contagios que aparecen diariamente a nivel mundial.
Uno de los grandes impactos de este virus es el económico y aún no llegamos a ver su cúspide. Los efectos colaterales van apareciendo gradualmente en las economías del mundo, afectando amplios sectores que comienzan a ver declinar sus ingresos de manera alarmante.
La información falsa, fomentar el pánico y la falta de información oficial y confiable, atentan contra el buen manejo de semejante amenaza. No deben alarmarse, lo importante es tomar las precauciones necesarias y estar debidamente preparados e informados al respecto.
Todavía no se produce una vacuna para esta enfermedad, sin embargo, la que sí conocemos, es la cura contra la corrupción: poner tras las rejas a todos los responsables, autores, cómplices y encubridores de actos de corrupción, incluidos los contratistas mercenarios, y hacerles devolver a todos hasta el último centavo robado.