Lasso vs. Lasso

Indignación es escuchar a un presidente preocupado de que “asesinen su reputación” y no de la masacre que vivimos todos los días
Indignación es lo que sentimos cuando escuchamos cada semana al presidente saliente echar la culpa de su incompetencia para gobernar a quien se le pase por el frente: la Asamblea, la prensa, los delincuentes, la Corte Constitucional.
Indignación es ver a un gobierno que nos ha abandonado a nuestra suerte, que sale un día en cadena nacional anunciando que como no puede protegernos va a permitir armarnos, pero a paso seguido no emite el reglamento para permitir el porte de armas.
Indignación es escuchar a un presidente preocupado de que “asesinen su reputación” y no de la masacre que vivimos todos los días en un país secuestrado por delincuentes; y más indignación, conocer por los medios de información que el control de las penitenciarías aún lo mantienen las bandas criminales.
Indigna y repugna que ante el estallido de violencia en las calles, quien salga a darnos un mensaje de “llamado a la paz” sean las cabezas de las bandas delincuenciales y no el presidente de la República.
Cuando Lasso decretó la muerte cruzada aplaudí su decisión, pues según sus argumentos era la Asamblea de marras quien lo bloqueaba y no lo dejaba gobernar, pero ahora sin Asamblea, es Lasso su autoboicoteador, fruto de sus malas decisiones y nula capacidad de gobernar.
Ahora resulta que el nuevo enemigo es la Corte Constitucional, una de las pocas instituciones con credibilidad de este país, y esto porque no le aprobó sus inconstitucionales Decretos-Ley, olvidando que es justamente la Alta Corte, la encargada de garantizar la vigencia y supremacía de la Constitución, evidenciando en los proyectos rechazados incompatibilidades con la Constitución.
Si tan urgente es para el Ejecutivo dar una solución a los jóvenes, sus familias, y personas con discapacidad, bien puede condonar las deudas, como lo hizo cuando dispuso al directorio de BanEcuador “la condonación de todos los créditos por montos de hasta $3.000”.
El “asombro y preocupación”, los tenemos los ecuatorianos, quienes vemos a un presidente que sin Asamblea tampoco puede gobernar. Penosamente, Lasso es su peor enemigo.