Trampantojo electoral

Esa será la sorpresa del próximo domingo, el trampantojo electoral armado para distraernos de sus verdaderos objetivos
El debate de los candidatos presidenciales: una obra de teatro sin ensayo. Manejado con un formato que no ayuda a conocer a los candidatos y sus propuestas, donde solo un par de candidatos estuvieron a la altura del debate. Pocas propuestas y mucho de autopropaganda. Con certeza este debate no va a virar la aguja electoral ni a favor ni en contra de ningún candidato, primero por su contenido y segundo, porque muy pocos ecuatorianos lo vieron. Nuestro pueblo es trabajador y no trasnocha, están preocupados por levantarse temprano para ganarse el pan de cada día; por ello, solo unos pocos ciudadanos con escasa representación electoral lo vimos.
Los ecuatorianos sentimos preocupación, desesperanza, indignación y rabia con un gobierno que nos dejó en indefensión total, que nos abandonó cediendo la soberanía a la delincuencia organizada enquistada en nuestro país.
Los ecuatorianos necesitamos: un gobierno que combata a la corrupción y no a la prensa que la denuncia. Un gobierno que tome el control de las cárceles, de los puertos, de las calles, de las fronteras y no un gobierno que permita a las mafias poner autoridades para atracarnos. Un gobierno que potencialice a la Policía, las Fuerzas Armadas y que ponga los tan cacareados ‘scanners’ en los puertos por donde sale la droga. Demandamos a un comandante en jefe que, con mano dura, nos permita vivir en paz, sin que el robo, la extorsión y los asesinatos sean el pan nuestro de cada día.
El problema es que, en nuestra desesperación por elegir a un presidente con pantalones, en medio de un proceso electoral armado al apuro, gracias al abandono del poder de Lasso, nos van a meter un tremendo golazo en la Asamblea, porque con los votos en plancha solo se benefician las mayorías y, algunas fuerzas políticas buscarán armar una nueva aplanadora peor que la anterior, que con certeza contraatacará y retomará su inconclusa agenda.
Esa será la sorpresa del próximo domingo, el trampantojo electoral armado para distraernos de sus verdaderos objetivos y tomarse, nuevamente, al primer Poder del Estado, el Legislativo.