‘Votonario’

Yo por mi parte he decidido no creer más en las encuestas pues el ‘votonario’ ecuatoriano me ha demostrado que nada está dicho
La democracia ecuatoriana con el paso de los años ha desarrollado una especie de diccionario electoral o ‘votonario’, para catalogar las diversas formas en que los votantes definen su voto. A saber: voto vergonzoso. Dícese de aquel que el electorado prefiere no confesar a nadie porque le avergüenza decir por quien va a votar. Este voto, normalmente, se efectúa por el candidato que tiene antecedentes poco claros y reputación reprochable. Se lo oculta por la insensatez que representa escogerlo.
Voto populista, que es el que se logra luego de seducir a las masas con cantos de sirena, con propuestas vacías y sin posibilidad de cumplirlas. Ofrecen todo, con tal de lograr alzarse con el favor del pueblo para su beneficio personal.
Voto castigo o protesta, en mi opinión uno de los más peligrosos, porque vota visceralmente, no medita, solo quiere elegir al enemigo del mandatario de turno para castigarlo y lograr la revancha que nunca tuvo.
Voto al azar: dícese de aquel que llega a la papeleta y vota por la mejor foto, sin ningún tipo de análisis en su decisión.
Voto en fila, que se ejecuta luego de preguntar rápidamente en la fila por quién votar y luego de una breve conversación se define la postura. De este tipo de voto, lastimosamente, tenemos bastante el día de las elecciones.
Voto calculado y meditado. El mejor, se estudia a cada candidato, sus propuestas, hoja de vida y comportamiento, para luego de manera concienzuda y con razones, marcar la papeleta. Este es un voto convencido, con pocas posibilidades de cambio.
Voto duro: dícese del que gozan las agrupaciones políticas con bases populares importantes, fieles a su ideología. Tienden a seguir las instrucciones y recomendaciones de sus caudillos.
Voto ya que chu… Es el que se hace sin importar las consecuencias que conlleva. Esta opción es la preferida por quienes sienten que no pueden estar en peor situación que la actual.
Yo por mi parte he decidido no creer más en las encuestas pues el ‘votonario’ ecuatoriano me ha demostrado que nada está dicho hasta después del apagón del escrutinio.