Eduardo Carmigniani | Contraloría gazmoña
Y así sucedió: recuperó los bonos -que estaban inscritos a nombre de un tercero- por la estrategia de sus abogados.
Una entidad pública atracada en casi mil millones de dólares tiene a toda costa que recuperarlos. ¿Pueden sus abogados internos emprender esa cruzada, que requiere sofisticada actuación local e internacional? No pueden, dejemos las mojigangas.
Hizo muy bien entonces el coronel Renato González, siendo director del ISSPOL, en buscar firmas externas, locales e internacionales, para recuperar las centenas de millones de dólares que se robó el ‘mago’ Jorge Chérrez sobornando a quienes invertían los fondos de los policías, por lo que hasta hay condenas penales en Miami.
La recuperación más emblemática se consiguió con la asesoría de una firma quiteña, por la fraudulenta operación de fines de 2015 con la que Chérrez, con la colaboración de la liquidada casa de valores Citadel, se embolsicó USD 300 millones ‘canjeando’ bonos de deuda interna del ISSPOL, pero sin entregar nada a cambio. Con contundente escrito del 1 de julio de 2022 el ISSPOL pidió al superintendente de Compañías que, como medida correctiva y de saneamiento, ordene al Banco Central (custodio de los bonos) que deje sin efecto la espuria transacción. Y así sucedió: recuperó los bonos -que estaban inscritos a nombre de un tercero- por la estrategia de sus abogados.
La Contraloría cuestiona el honorario de éxito que se pagó, con adefesios que solo hacen concluir que hay una inentendible -o bien entendible- persecución a González. Dice la licenciada Mayra Vargas, de la dirección de “Auditoría de Salud y Seguridad Social”, que no hubo “recuperación” sino solo un “cambio de registro” en el Central y que por último “no se ha evidenciado” que el éxito se hubiese dado por gestión de los abogados. Dice que fue decisión del superintendente de Compañías. Como si este hubiese actuado oficiosamente y no por pedido del ISSPOL (si algo no está “evidenciado” aquí es qué experiencia tiene la licenciada en asuntos comerciales complejos).
Semejante gazmoño inocula el perverso mensaje de que más cómodo para un funcionario es hacerse de la vista gorda frente a atracos como el narrado. Linda la ‘licenciada’.