Eduardo Carmigniani | Control gubernamental a medios

Es la guerra por el control de Prisa con unos accionistas cercanos al partido socialista, que hoy gobierna España...
En columna del pasado lunes, Joseph Oughourlian -quien además de nuevo presidente de El País controla el 30 % de Prisa, casa editora de ese diario- hizo una proclama sobre la libertad de expresión que, leida al descuido, pudiera pasar solo como mero discurso de ocasión: “Una sociedad sana, democrática, necesita unos medios de comunicación fuertes e independientes que defiendan los derechos y las libertades de los ciudadanos, más allá de intereses políticos o económicos”.
Pero en los entresijos hay condumio. Es la guerra por el control de Prisa con unos accionistas cercanos al partido socialista, que hoy gobierna España, quienes -según el diario francés Le Point- habrían llegado a presionar a otro accionista, el gigante francés Vivendi, para que les venda su 11 % de participación (para sumarla a la propia y así intentar tumbar a Oughourlian). La amenaza a Vivendi sería por la cuantiosa cuenta de publicidad que su filial Havas tiene con Telefónica, cuyo presidente es también cercano al socialismo.
Con eso se comprende mejor a Oughourlian, quien, a la necesidad de contar con medios fuertes e independientes, agregó que eso es “sobre todo, para responder a las injerencias gubernamentales que cada día se hacen más evidentes en todo el mundo y que van en contra de la buena praxis democrática”, contexto en el que “sería inaceptable que… …alguien cayera en la tentación de tratar de adueñarse de un medio de comunicación independiente desde el poder, bien directamente, bien utilizando alguna empresa estatal como instrumento”. El cierre es brutal: “Hoy es más necesario que nunca que mantengamos firmes nuestros valores y nuestra cerrada defensa del periodismo de calidad, pese a las presiones de todo tipo que contaminan el ejercicio de una labor honesta y profesional, basada en la libertad editorial y en la independencia”.
La anterior transcripción es un llamado a que miremos lo local. Es verdad que ya fueron enterrados la Supercom y su cancerbero Ochoa. Pero también lo es que los métodos para intentar sojuzgar evolucionan. Y en todas partes se cuecen habas.