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Eduardo Carmigniani: La ley como candelabro

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Es verdad que la Policía concentra hoy esfuerzos en combatir en las calles a la delincuencia organizada

El nuevo superintendente de Bancos viene alertando a la ciudadanía de la existencia de trece empresas fantasmas, cuyos nombres están en el sitio web de esa Superintendencia, que se están dedicando a captar ilegalmente recursos del público. Atracos de esa laya no son nuevos. En el pasado reciente, por solo hablar de este siglo, hubo el del notario Cabrera en 2005; y más cerca el de ‘Big Money’, de un exmilitar Nazareno, quien terminó asesinado allá por 2022.

Las leyes bancarias prohiben captar recursos del público a quienes no forman parte del sistema financiero formal; y facultan, a la Superintendencia de Bancos y a la que vigila a las cooperativas, a ordenar la suspensión inmediata de esas actividades, el cierre de las oficinas de esas empresas fantasmas, y cualquier otra medida cautelar tendiente a proteger los intereses del público (Código Monetario y Financiero, arts. 254 y 275). También las obligan a avisar a la Fiscalía, no como requisito “ex ante” para la clausura, sino para la investigación penal posterior, pues comete delito castigado con prisión de hasta siete años quien “organice, desarrolle y promocione…. …actividades destinadas a captar ilegalmente dinero del público en forma habitual y masiva” (COIP, art. 323).

Con ese clarísimo y bien conocido marco legal, la única explicación que encuentro a la angustia que percibo en el superintendente Romero, cuando usa frases como “quisiera yo mismo cerrarlas pero puede salir un delincuente y meterme un tiro en la cabeza”, es que en este tema, como en tantos otros, las leyes en el Ecuador ya ni siquiera son mera referencia. Son solo adorno. Como un candelabro.

Y por eso tiene razón el superintendente cuando clama por el auxilio de la fuerza pública. En eso hay que respaldarlo. Es verdad que la Policía concentra hoy esfuerzos en combatir en las calles a la delincuencia organizada, pero no es de descartar -por el contrario, es muy posible- que los captadores ilegales de depósitos estén conectados con el narcoterrorismo y sirvan de fuente de financiamiento.

Es clave seguir la ruta del dinero.