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Quimís: ¿vivaracho o insolente?

Avatar del Eduardo Carmigniani

...estamos frente a un caso en el que la Corte Constitucional tiene la oportunidad de poner ejemplo

Al final de la tarde del lunes 4 de septiembre se hizo público que la Corte Constitucional, advirtiendo con destitución en caso contrario, le pidió al juez Leiver Quimís, el de Montecristi que se rebeló contra la propia Corte, que en 24 horas improrrogables le envíe una copia completa del expediente correspondiente a la acción de protección 13U05202302325, en cuya sentencia, desacatando la decisión obligatoria que impide que las decisiones del Consejo de Participación Transitorio sean modificadas, ordenó que se conforme una veeduría ciudadana para “Diagnosticar y evaluar las actuaciones administrativas de cese de funciones y designación de los jueces de la Corte Constitucional”. También se le pidió que informe la situación procesal de ese caso, incluyendo un reporte sobre si había habido apelación, y en caso afirmativo si el expediente ya había sido enviado a la Corte Provincial de Manabí.

Cuando escribo estas líneas en la mañana del jueves 7 de septiembre, no consta en el expediente electrónico de la Corte Constitucional que el juez Quimís se hubiese dignado en contestar tales pedidos, pese a aquello de las 24 horas improrrogables so pena de destitución. Tampoco consta, en el expediente electrónico de la Función Judicial, que el susodicho juez hubiese acatado los pedidos que le fueron realizados, pese a que (no obstante la apelación concedida a la Procuraduría del Estado) físicamente el expediente seguía en sus manos al menos hasta las 8 a. m. del miércoles 6 de septiembre, cuando dictó una providencia de mero trámite sobre el caso.

¿Es lo del juez Quimís mera viveza criolla de un simple vivaracho -parafraseando a Martín Pallares en un análisis publicado en EXPRESO sobre el caso? ¿O estamos ante una nueva y no disimulada rebelión frente a la Corte, contagiada por la insolencia cada vez más frecuente de los jueces de bolsillo que pululan en el paisito? No lo sé. Pero sea lo que fuese, lo que sí sé es que estamos frente a un caso en el que la Corte Constitucional tiene la oportunidad de poner ejemplo. La destitución inmediata se impone, más allá de la investigación penal que ya se ha abierto, y más allá, por supuesto, de que se anule la espuria decisión tomada.

Paradójico. Al final del día hay que agradecerle al juez Quimís que haya abierto la puerta, ya por vivaracho, ya por insolente, para una respuesta contundente y ejemplarizante que ponga coto a similares actuaciones de sinfín de jueces rábulas, sicarios de la administración de justicia.