Fausto Ortiz: Se adelantó el Jubileo
Hemos visto esto antes: no pueden pagar las deudas a la banca pública, perdón; al SRI, perdón
El próximo 2025 será año jubilar. El Papa al finalizar el presente 2024 dará el inicio del conocido Jubileo que los cristianos han celebrado desde el año 1300, que está relacionado con la indulgencia plenaria, pero también con el perdón. Se trata de un acontecimiento religioso que tiene lugar cada 25 años.
Del anterior tengo tan presente la petición del perdón de las deudas a los países más pobres, que al final, como a los ecuatorianos nadie nos perdonó nada, hicimos ‘justicia’ con mano propia cuando el Gobierno unilateralmente decidió no pagarla a fines del 2008.
No fue del todo beneficioso, se incrementó el costo del endeudamiento, se limitaron las fuentes de financiamiento, descontinuamos a Odebretch y nos pasamos a los chinos para que nos ‘den construyendo’ grandes obras, algunas de las cuales les ha tomado tiempo entregarlas a entera satisfacción hasta las tinieblas de hoy.
En Ecuador, el jubileo parece ser política pública. Se vienen los apagones y crecerá el malestar, perdonemos las planillas de luz a los que consuman menos de 180 kilovatios. Hay deudas con las juntas de agua, que queden en cero. Se vienen las elecciones y podríamos presenciar aún más deseos de perdonar deudas.
Hemos visto esto antes: no pueden pagar las deudas a la banca pública, perdón; al SRI, perdón. El que paga es un ser raro. Medio complicado seguir pagando ese crédito recibido por el Estado a costa de mucho sacrificio si el mensaje que se recibe es que los gobiernos aplican las del jubileo y tiene el perdón fácil ante proximidad de elecciones.
Ojalá el año jubilar implicara que este año se jubilen aquellos malos políticos que creen que mentir sirve para lograr el favor popular, o aquellos que hacen obras y roban, o los funcionarios que aceptan su cargo sin estar preparados para ejercerlo, o los que no saben qué hacer en la Asamblea, y tantos candidatos que están de relleno, tratando de salvar un partido político que no tiene respaldo, pero que no puede dejar de utilizar los fondos para la campaña. De nuestro lado, también debemos ir evaluando la lista para hacer correctivos.
Sería bueno no tener que pagar las deudas, pero sería mejor no haber tenido que contraerlas, y en el sector público eso solo es posible si los gastos no superan a los ingresos. Si no es el caso, al ministro de Finanzas le toca buscar que la deuda se obtenga en buenas condiciones, de preferencia al mayor plazo posible para quitar la presión de buscar US$ 33 millones diarios de nueva deuda, de la cual debe destinar la mitad para pagar vieja deuda, y la otra mitad para atender los gastos que no cuentan con financiamiento.
El 2025 debería ser el año en el que dejen de otorgar subsidios a quienes no lo necesitan. Aplica en combustibles y en energía, principalmente. Ese sinceramiento permitirá hacer aterrizar algunos negocios a números reales y quizás aliviar al sector público, al que hoy le está creando huecos enormes y los atiende mal. Al focalizar adecuadamente, podrá proteger a los de menores recursos, que terminan pagando las malas decisiones vía falta de empleo como respuesta a los desequilibrios. Dejemos al gas para el siguiente año jubilar. Quizás ocurra nuevamente en siete años, contando desde el momento en que se abra la Puerta Santa este diciembre.