Fausto Ortiz: Esquivo crecimiento
No es solo sensación de estancamiento, hay señales muy claras
En días pasados se discutía sobre la definición de recesión y si nos encontrábamos en medio de una. La respuesta dependerá de la forma en que se analice.
Si es a partir de la cifra de crecimiento del PIB, necesita al menos dos trimestres seguidos en decrecimiento para calificarla como recesión y aquello no se ha registrado durante 2024.
Si se lo hace comparando el crecimiento actual con aquel de largo plazo, tanto el primer trimestre como el segundo se espera que no lo igualen, por lo que bajo la definición de ciclo económico la economía se ubica en etapa de recesión.
Otra forma de verlo es qué tan distante se encuentra el crecimiento de la economía con el de la población y hace algún tiempo la economía no supera el 1,5 % en que crece la población, lo cual no es un resultado deseado.
Llámela recesión o no, lo cierto es que la economía no atraviesa un buen momento.
En los últimos 10 años hemos tenido dos choques externos importantes, el terremoto de 2016 y la pandemia de 2020. Antes de cada episodio adverso, la economía no registraba un gran crecimiento. En 2015 la economía creció apenas 0,1 %. En 2018 el PIB creció 1 % y 0,2 % en 2019. Una reciente estimación presentada por el Banco de América incluso muestra una caída de 1,5 % en el PIB para este 2024 y luce bastante pesimista al momento actual.
El continuo ajuste y la ausencia de financiamiento asegura que para años posteriores superar el crecimiento poblacional será cuesta arriba. Volver a ver crecimientos sobre el 4 % como los registrados en promedio del 2007 a 2014 es poco probable. El elevado endeudamiento y el prolongado déficit fiscal, que ficticiamente se mantiene controlado al no atender gastos prioritarios en Salud y Educación o la casi inexistente Inversión Pública, no contribuyen al crecimiento de la economía.
No es solo sensación de estancamiento, hay señales muy claras. En el segundo trimestre del año las ventas en dólares registran la peor caída anual de los últimos tres años (-7 %) y colaboró a ello que las ventas de vehículos (expresadas en unidades) cayeron 27 % luego de una larga tendencia declinante para ambas variables.
Para indicar qué se puede esperar en el trimestre actual, cuyo resultado nos lo darán a conocer en diciembre, se puede hacer uso de la variable de importación de materias primas industriales, que dentro del ciclo económico se considera que muestra información anticipada de lo que ocurrirá en la economía, con hasta cuatro meses de anticipación. Debería ser claro entender que si cae la importación de materias primas industriales, el siguiente trimestre no podrá repuntar el crecimiento de la economía al no contar con suficientes insumos. Los últimos datos disponibles (abril y mayo) frente el mismo período del 2023 registran una caída de 17 %, lo cual podría indicar que la etapa recesiva del ciclo económico nos puede acompañar un trimestre más.
Las bruscas caídas, consecuencias del terremoto o pandemia y su posterior recuperación pareciera que terminan por alejar la percepción de la realidad y no permiten visualizar adecuadamente la dificultad de lograr un adecuado crecimiento económico en ausencia del motor fiscal, que al mismo tiempo quita combustible al privado, recargándolo de impuestos para atender la operación estatal. Hay que apretar, pero ya es hora de otras tuer