Fausto Ortiz | Largos silencios
En la medida que se rompa el silencio y se nos comparta el flujo de pagos que tiene en mente Finanzas, ayudará en la transparencia
Los primeros tres meses del actual gobierno han sido recargados en aspectos vinculados a la Asamblea Nacional, en donde destacan las cuatro leyes urgentes que han logrado su aprobación aprovechando el pacto que se mantiene con otras bancadas, a pesar de que traten de mostrarse alejados mientras votan juntos.
Por momento mucho ruido y por momento mucha calma. Hasta ahora los cambios tributarios no se dejan ver en los ingresos del Presupuesto General del Estado. Las retenciones de los grandes contribuyentes que debieron empezar en enero y reflejarse en febrero, a mediados de mes, aún no se las aprecia. Parece que no hay apuro de hacer los pagos sin multas ni intereses de la nueva ‘remisión’ aprobada el año anterior. No se las ve tampoco.
A la economía se le retirarán por impuestos algo más de $3.000 millones, considerando también los impuestos a utilidades de bancos y empresas, que cuatro meses atrás no se los tenía en la mira.
Los ingresos irán llegando lentamente y con el IVA recaudado en abril, que se reflejará en el presupuesto desde mayo, se sumarán $ 100 millones mensuales por este rubro.
Lo que ha salido a flote como un valor importante que permite incrementar los ingresos no permanentes ha sido la utilidad del Banco Central del Ecuador correspondiente al año 2023, influenciada por la venta del oro de las reservas internacionales. Ingresaron a Finanzas algo más de $500 millones en la primera quincena de febrero. En condiciones normales se hubiera preferido reducir con esos fondos la deuda que Finanzas mantiene con BCE, pero dado que la mayor debilidad del Gobierno es el acceso a financiamiento, le toca quedarse con esa plata para que Finanzas atienda su enorme hueco financiero que supera los $15.000 millones.
Será importante ir conociendo el destino de los recursos y cómo estos pueden influir positivamente en la economía para compensar la afectación a la liquidez local. De los más de $28 mil millones de gastos esperados en el 2024, el único rubro que claramente saldrá del país será el pago de intereses de deuda externa que superará los $2.200 millones. Con lo que se reciba por impuestos tendrán mucho para trabajar en redistribución en temas de salud, educación y seguridad.
En la medida que se rompa el silencio y se nos comparta el flujo de pagos que tiene en mente Finanzas para los próximos meses, ayudará en la transparencia y expectativa de la economía para su reactivación. Un cronograma acelerado de pagos a GAD, achicar los atrasos del ejercicio fiscal 2023, en especial a la Seguridad Social, servirá para ir ganando en confianza local interna y quién sabe si hasta política, que le sea útil al presidente si decide optar por la reelección.
En la medida que su presupuesto lo programe cuatrimestralmente y se hagan las transferencias a tiempo, le permitirá hacer recortes de aquellos gastos que no se ejecuten y evitar la acumulación de pagos o atrasos al acercarse el fin de año.
En estos momentos quisiéramos ver mucho más a los voceros económicos del Gobierno y que rompan los largos silencios que de repente se sienten y no ayudan a la velocidad que la recuperación de la economía lo requiere.
Si tienen nueces, hagan ruido.