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Fausto Ortiz: La liquidez total

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No existe hoy una circunstancia especial que demande tener una gran cantidad de recursos en el colchón

Determinar la cantidad total de dinero que existe en la economía ecuatoriana no es tan sencillo en la actualidad. Hoy no imprimimos nuestra propia moneda, y para llegar al número de dinero en circulación fuera de la banca, el Banco Central del Ecuador se las ingenia para llegar a su mejor estimado. En 2019, la denominada liquidez total, que es la suma de los dólares en efectivo en circulación, más los depósitos en cuenta corriente y otros tipos de depósitos, totalizó USD 58 mil millones, lo que representó el 54 % del PIB. El último dato disponible es el de septiembre de 2024, y la liquidez total aumentó en USD 27 mil millones, llegando a la suma de USD 85 mil millones, lo que representa el 69 % del PIB.

El dinero en efectivo que circula en la economía, frente al tamaño del PIB, representa el 16 % ahora, frente al 15,8 % de 2019. La mínima variación también ocurrió en los depósitos a la vista, que hoy se ubican en 8,3 % y antes estaban en 8,5 %. La drástica variación ocurre en los llamados depósitos de ahorro, a plazo y otras captaciones. En 2019, estas captaciones, conocidas como cuasidinero, representaron el 29,5 % del PIB, y ahora, en 2024, llegan a representar el 44,3 % del PIB.

La preferencia por mantener el dinero disponible en forma de efectivo, en lugar que en cuenta corriente del banco, se ha mantenido en el mismo 1,9 veces. Escrito en dólares, hoy, como en 2019, preferimos mantener 100 dólares a la vista en los bancos y 190 en efectivo para transacciones. Por momentos, como durante la pandemia, por ejemplo, la población prefirió tener más del doble en efectivo que lo que mantenía a la vista en los bancos.

En el período entre 2007 y 2014 esa preferencia de liquidez fue pareja: 100 en el banco y 100 en efectivo. Durante buena parte del tiempo, incluso había menos efectivo que depósitos a la vista. Todo cambió a partir de 2014, cuando ese efectivo en circulación no ingresó a engrosar los depósitos bancarios y prefirió mantenerse ‘bajo radar’ para mayores transacciones en efectivo.

No existe hoy una circunstancia especial que demande tener una gran cantidad de recursos en el colchón en lugar de en el banco. Meses antes de la pérdida de la moneda, en los meses previos al 2000, la población intuyó que era mejor sacar dinero de la banca y guardarlo en casa, llevando dicha relación a los niveles actuales de 1,9 o 2, que se ha convertido en ‘normal’ en la época pospandemia. Si hubiera que estimar, a mano alzada, una proporción de liquidez ‘adecuada’ para el momento actual, podría estar entre 1 y 1,5 veces. Otra vez, en dólares: si contamos con USD 10 mil millones en la cuenta corriente, en efectivo deberían circular solamente otros 10 mil millones o hasta USD 15 mil millones en efectivo. El exceso sobre dicho efectivo me ha servido, a menudo, para calcular el dinero que circula en la economía y que no quiere ser detectado ni por el SRI ni por otros entes públicos.

En la medida en que el dinero en efectivo pueda ingresar al sistema debidamente justificado, servirá para dinamizar la economía y aprovechar que esa liquidez se oriente hacia actividades productivas, en la misma lógica que ayudaría el pago oportuno de los gastos presupuestarios del Gobierno central.