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Fausto Ortiz | Poca plata para gastar

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Muchos desearían que la ausencia de ingresos limitase el nivel de gasto, sin embargo, aquello no ocurre ya que mucho gasto es fijo e inercial.

Al finalizar el mes de febrero, los ingresos por impuestos alcanzaron los $ 2.445 millones (M). No igualaron la cifra de recaudación de 2019 ($ 2.457M) y superó con poco aquella de 2014 ($ 2.398M). Los ingresos petroleros son 10 veces menos que los tributarios, aportando muy poco para financiar el gasto del Presupuesto General del Estado. Las tristes cifras de ingresos no se repiten por el lado de los gastos, al menos no en todos.

La nómina en los dos primeros meses del año 2024 superó lo gastado un año atrás y es récord histórico. Los atrasos en este grupo de gasto se han ido reduciendo, ahora apenas superan los $100 millones.

Otro gasto en récord histórico son las transferencias corrientes para los bonos sociales y a la Seguridad Social, al menos en el papel, porque en valores transferidos o pagados, de los $ 868M devengados, apenas van $ 311M, que equivale a decir atrasos cercanos a $ 560M.

Un año atrás, ya por estas épocas las transferencias a los GAD y obra pública registraban más de $ 600M de gasto devengado, en este 2024 no llega a $ 31M.

En ausencia de información oficial sobre la situación de los cerca de $ 4.000M de atrasos de 2023, habrá que sumarle los $ 700M de atrasos que se han acumulado en estos dos primeros meses del año.

Gasto poco porque tengo poca plata, no aplica en el tema fiscal, para eso tenemos los atrasos. Y si los atrasos son con el Seguro Social mejor, porque esa deuda no se considera dentro de los indicadores que la monitorean porque se consolida. Mala práctica, pero es lo que hay.

Hasta ahora lo que ha permitido ver la ejecución presupuestaria en estos primeros 60 días es un exceso de prudencia fiscal. En enero no se pagó a tiempo sueldos hasta estar seguro de que se lograría el aumento del IVA. En febrero ni con el IVA ‘asegurado’ por ministerio de ley se ha empezado al menos a no generar nuevos atrasos.

Los arranques son complicados para cada nuevo gobierno. La ausencia de claridad en las fuentes de financiamiento afecta el normal manejo de la liquidez.

Es evidente que hay dificultades en los ingresos petroleros, su contribución al financiamiento del gasto es mínima. De los más de $ 35 mil millones de gasto total, apenas $ 1.250 millones (menos del 4 %) corresponden a ingresos petroleros como consecuencia del enorme peso de los subsidios, que si se empieza a focalizarlos podrían más que duplicar ese ingreso petrolero para contribuir en la disminución del peso del financiamiento.

Muchos desearían que la ausencia de ingresos limitase el nivel de gasto, sin embargo, aquello no ocurre ya que mucho gasto es fijo e inercial. Nómina, bonos, intereses, seguridad social, gobiernos autónomos son rubros que mes tras mes se deben atender y se lo hace en efectivo hasta donde la sábana alcance. Las expectativas no sirven para pagar gastos, aquello que consta en el presupuesto como monetizaciones no debería considerarse hasta que haya una mayor certeza de ocurrencia. Duro decirlo, pero se lo ubica para ‘financiar’ un gasto que tampoco se va a dar, como es el incremento constitucional para Salud y Educación.

Al final, si hay poca plata se paga poco pero aumenta el endeudamiento en la forma de atrasos, hasta que identifiquemos el ajuste que nos sigue faltando.