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Fausto Ortiz | Sacudón

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Para hacer cosas diferentes se necesitan recursos y ganas de gastarlos

Posicionar la idea de que se podía ganar en una sola vuelta fue bastante convincente, ambas candidaturas lo señalaban por igual; por momentos nos hizo que dejemos atrás los resultados de encuestas menos sesgadas y al final la presentación de la encuesta a “boca de urna”, cuyo resultado fue distinto de los oficiales, marcó la desilusión en el votante mayoritario, que deberá esperar a la segunda vuelta para celebrar.

En la orilla oficial se está empezando a sentir el golpe de la escasa distancia entre candidatos. Es necesario hacer las cosas de manera diferente para no lograr lo mismo. Hemos empezado a ver cambios ministeriales y es una primera muestra del impacto del resultado electoral.

En lo personal hubiera preferido una persona con mayor experiencia en el Ministerio de Energía y Minas, pero es un buen paso haber terminado el encargo para evitar que la ministra Manzano deba portar dos carteras al mismo tiempo y de esta manera evitar el lento proceso de aprendizaje cuando aún no sabemos qué tan fuerte pueda venir el estiaje del mes de abril.

Si todo estuviera marchando bien, al equipo ganador no se lo cambia para un segundo tiempo, eso en el barrio y en las libretas de apuntes, seguramente de más de un famoso entrenador. Los cambios deberán reflejar un mayor dinamismo en estos meses, deben pasar un mensaje al elector que les permita creer que vendrán cambios positivos y que los beneficiará a ellos y su zona de influencia.

¿Se puede hacer crecer el empleo en dos meses, solucionar el tema eléctrico, la inseguridad? Seguramente la respuesta es no, pero se debe empujar en esa dirección con mayor fuerza con los pies en el territorio y no desde el balde de una camioneta paralizada.

Para hacer cosas diferentes se necesitan recursos y ganas de gastarlos. En este punto entra el cambio en el Ministerio de Finanzas, al menos mi hipótesis. El ministro Vega lo venía haciendo bien, le costó cogerle el ritmo al inicio pues no tenía ni para las colas, peor combustible para encender el motor de la economía. Su trabajo principal fue la consecución de financiamiento y lo hizo algo más allá de lo pensado. Controló el déficit fiscal, a mi gusto, en exceso, pero él tenía los números más de cerca, así como la relación con los financistas, por lo que en conjunto en este campo también lo hizo bien. Bajó atrasos viejos y acumuló nuevos, al menos con datos a noviembre. Cuando tengamos los datos al cierre del año podríamos concluir que aquí pudo hacerse más. Incluso dejar un poco más abajo el saldo de la chequera oficial en beneficio de poner más plata en la economía. El balance para el trabajo realizado por el ministro Vega es positivo para 2024, pero para estos meses del 2025 parece que el perfil necesario es otro.

El nuevo funcionario en Finanzas debe ir leyendo rápidamente el manual de funciones de su nueva posición, su paso previo por el sector público le permite saltarse el capítulo denominado ‘preste atención a los mandos medios’, pero deberá enfocarse en buscar una pluma con harta tinta porque con dificultad encontrará gente dispuesta a firmar lo que se le ponga al frente, porque el burócrata sabe lo que significa estar ante potencial cambio de gobierno.