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Fausto Ortiz | ¿Por qué nos seguimos endeudando?

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Para avanzar en disminuir la deuda se requiere superávit fiscal y aún estamos lejos para ese momento

La respuesta a nivel micro sirve al nivel macro, pero las dinámicas son diferentes. A nivel personal debo tener una buena situación financiera para lograr deuda, debo demostrar una adecuada capacidad de pago, además del buen récord de pago histórico. Con seguridad los ingresos deberán superar a los gastos.

A nivel empresarial la deuda que se tome financiará algún proyecto o proceso productivo y se le deberá demostrar al banco que ese proyecto generará más ingresos que gastos y contribuirá a mejorar la situación de toda la empresa en el largo plazo.

Un gobierno tomará deuda para sus proyectos de inversión, carreteras, hidroeléctricas, hospitales, refinerías, en general para la obra pública. No necesariamente le generará más ingresos al gobierno para repagar el crédito, pero debería contribuir con bienestar y crecimiento económico que a la larga justificará el endeudamiento.

Si con el individuo o para la empresa logramos entender la razón del porqué se endeudan, no debería ser muy diferente de entender cuando les corresponde a los gobiernos tomar deuda para financiar sus proyectos de obra pública que exceden ampliamente sus ingresos anuales.

El problema con el endeudamiento público, y lo sería también para personas o empresas, ocurre cuando no alcanzan los ingresos corrientes para pagar los gastos corrientes y se debe recurrir al endeudamiento para poder pasar esa situación. Recurrencias en ese comportamiento pueden volver insostenible el endeudamiento.

Este 2024 el Gobierno proyecta que, al cerrar el año, en apenas nueve días más, los ingresos por impuestos en el presupuesto del Estado alcanzarán los USD 16.700 millones (M) y van al día de hoy en USD 16.200M. Este valor superará en USD 2.400M lo recibido un año atrás y alcanza con las justas para cubrir los principales gastos corrientes como son la nómina pública ($9.900M), los intereses de deuda ($3.650M), el pago del 40 % de las jubilaciones en la Seguridad Social ($2.200M) y los diversos bonos sociales ($860M). No le alcanza y deja por fuera algunos gastos operativos propios de la administración pública y otros permanentes como son las Transferencias a Gobiernos Autónomos Descentralizados ($2.700M) que en buena parte se utilizan para pagar gastos corrientes.

Al final, en el manejo financiero del Estado van juntándose dos elementos, el pago con deuda de gastos corrientes y la continua necesidad de incrementar el endeudamiento por la presencia de elevado déficit fiscal que nos ha acompañado ya casi dos décadas. Entonces, debe quedar claro que nos seguimos endeudando porque tenemos déficit fiscal y no podemos bajar los más de $80 mil millones de deuda pública porque no nos alcanzan los ingresos ni siquiera para atender nuestros propios gastos.

Hemos logrado bajar la deuda cada vez que forzamos renegociaciones por no pagarla y nos ha implicado asumir costos financieros mayores al deteriorarse el riesgo país. También hemos logrado recortes amistosos como los dos recientes canjes, que en lo personal solo tienen como positivo pasar el mensaje que se quiere pagar lo que está por vencer, al menos mientras siga este gobierno.

Para avanzar en disminuir la deuda se requiere superávit fiscal y aún estamos lejos para ese momento. Crecer también es una opción, pero quién sabe si está mas lejos.