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La mesa fundamental

Avatar del Fernando Cazón

Tras la cuarta reunión entre las dos partes dialogantes se acordó crear otra mesa de diálogo, aún más técnica, que se enfoque en el subsidio de los combustibles.

Tal como lo decíamos, no ayer como reza el título de esta columna sino en nuestro anterior artículo, los indígenas del país, sin embargo de significar tan solo una minoría del total de nuestra población, gracias a su organización han logrado contar con un legítimo partido político, Pachakutik, con un importante número de legisladores en la Asamblea, y han logrado instalarse como protagonistas únicos, a más del gobierno por supuesto, que constituyen la otra parte del diálogo en las llamadas mesas en las que se trata de resolver la problemática actual del Ecuador.

De cierta manera, los habitantes de una parte de nuestra Sierra también estarían representando a los montuvios de la Costa (agricultores y pescadores), que son los que producen los más importantes productos tan reclamados en el exterior, como lo son ‘la pepa de oro’ (cacao), ‘el oro verde’ (banano) y la gramínea que nos hace decir ‘habiendo arroz aunque no haya Dios’. También representarían a los afrodescendientes que se quedaron y poblaron Esmeraldas. Y finalmente, estaríamos también representados los mestizos que, indudablemente, constituimos la mayor parte de la población.

Tras la cuarta reunión entre las dos partes dialogantes se acordó crear otra mesa de diálogo, aún más técnica, que se enfoque en el subsidio de los combustibles producidos por ‘el oro negro o del diablo’ (el petróleo), que fue el detonante de la marcha en Quito, con todos los incidentes que los líderes del movimiento trataron de ‘endosar’ a los ‘infiltrados’. Todo esto mientras el gobierno asegura que dicha movilización fue financiada por el narcotráfico, grave acusación que está siendo investigada por la Justicia.

Esta nueva mesa pretende ser absolutamente ‘técnica’, sin tantos participantes y contando con la presencia de peritos en el tema, que decidirán si un ‘plan piloto’, que no está incluido en la agenda, es necesario. Todo esto sin olvidar, además, que los precios de los combustibles en el Ecuador son de los más baratos en el mercado mundial, recordándoles a los conductores de vehículos aquella vieja expresión que dice: “El que quiere celeste, que le cueste”; aunque sin olvidar, por supuesto, a los taxistas, que no son precisamente unos potentados y que luchan por su pan diario. Toda esta problemática causa una suerte de paradoja que exige soluciones inmediatas de acuerdo con la realidad social y económica de nuestro país.