Vencedores y vencidos

Pero el voto nulo, pese a que fue superior en Sierra y Oriente a las cifras que dieron las urnas a Arauz, favoreció a Lasso para el resultado final a punto de ser oficializado por el CNE
“No hay mal que dure cien años, ni plazo que no se venza, ni cuerpo que lo resista” (considerando a Lenín una prolongación de la “década ganada”), es lo que, conocidos y confirmados ya los resultados electorales de los comicios del domingo pasado, deben estar diciendo en voz alta y gozosa los anticorreístas que temían que el triunfo de Arauz en la primera vuelta se repitiera en el balotaje.
El caso es que delfín del expresidente era absolutamente desconocido para los ecuatorianos y que quienes votaron por el candidato de UNES al depositar los sufragios en las urnas no pensaban precisamente en Andrés Arauz, a pesar de sus buenos antecedentes profesionales (habla tres idiomas a más del castellano) sino en quien lo gobernó por largos diez años.
El gozo de unos provoca la amargura de otros. Y el más contrariado por los resultados electorales del 11 de abril debe ser el propio Rafael Vicente, quien desde la lejana Europa estará lamentándose el haber perdido la oportunidad de volver al Ecuador como principal asesor del nuevo gobierno (aunque ello hubiese implicado un desconocimiento de la autonomía del poder Judicial) y que se ignore la sentencia de ocho años de cárcel en su contra que fue dictada luego de que concluyera el juicio por sobornos que se denominó en un principio como Arroz Verde.
Pero lo que sí quedó consignado es que la gente de la Costa aún extraña al correísmo, ya que Arauz logró en sus seis provincias una cierta ventaja que, sin embargo, no sirvió para cantar victoria debido a la alta votación que obtuvo Guillermo Lasso en Sierra y Oriente. Existe el supuesto de que tal situación se dio por el hecho de que una parte del indigenado no acató la decisión de las dirigencias de la Conaie y Pachakutik, y votó en favor del banquero guayaquileño, no precisamente por sus méritos, simpatía o por su linda cara, como suele decirse, sino recordando el tratamiento que le dio Correa a la gente de poncho y alpargatas durante su gobierno, que tuvo como oprobioso epílogo la expulsión del país de la novia de Yaku Pérez, acusándola de “extranjera perniciosa”.
Pero el voto nulo, pese a que fue superior en Sierra y Oriente a las cifras que dieron las urnas a Arauz, favoreció a Lasso para el resultado final a punto de ser oficializado por el CNE.