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Fernando Insua Romero | Cuando Cabezas perdió la cabeza

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Tan bien iba la candidata Luisa González esquivando este tema

La ley de Hanlon dice que no debes atribuir a la malicia lo que es atribuible a la imprudencia. No todo es un plan político megaelaborado o un juego de ajedrez en cuatro dimensiones.

En medio de una campaña presidencial reñida, donde uno de los ejes centrales (una vez más) es el tema de la dolarización -columna vertebral de nuestra economía y único hilo conductor que nos aferra a algo parecido a la estabilidad- la asambleísta Paola Cabezas , en un reconocido programa de la cadena Ecuavisa, dijo textualmente: “La dolarización no implica pensar en inglés, no, a la ecuatoriana. Hay que hacer una dolarización que se sujete a las necesidades productivas de nosotros” .

No conforme con esta introducción, que invita a la confusión, no solo porque el ecuatoriano no es un idioma, sino por la idea de que la dolarización debe “adaptarse” , prosiguió, para más inri, con un: “hay que crear dólares” , y luego agregó que esto serviría para atraer inversión extranjera.

Tal vez lo que quiso decir, para ‘darle diciendo’, fue que había que atraer inversión extranjera para fortalecer la dolarización. Pero con tal mala suerte que terminó por confirmar los mayores temores y eslóganes de campaña del oficialismo: que el correísmo busca “desdolarizar el país” y crear “ecuadólares” . Y para sellar cualquier duda sobre si sus declaraciones fueron malinterpretadas, incluso citó la creación de moneda fraccionaria como un ejemplo de la creación de “ecuadólares” .

Tan bien iba la candidata Luisa González esquivando este tema, pero fue su propio movimiento el que, literalmente, pulverizó y entregó en bandeja de plata este asunto a la campaña. Convirtieron un cuco electoral , como era la desdolarización, en un temor real y justificado, a tal punto que la candidata González tuvo que tratar a dos de sus asambleístas como “enredadas en el tema de economía” .Y sí creo que se enredó, pero no ella sino la campaña. Atrapada en un nudo gordiano difícil de romper, el cálculo político muere allí donde empieza la improvisación. Los resultados saltan a la vista: la “ecuadolarización” es un banquete servido en la mesa del oficialismo, que, con justificada razón, no dejarán pasar.