Fernando Insua: Bucle perverso
Vaya a votar. Vote por opciones construidas con base en una cultura y madurez democráticas
El comediógrafo griego Aristófanes ridiculizaba cómo los políticos explotaban la ira y el resentimiento de la gente para obtener poder, en lugar de buscar el bien común. No rechazaba la democracia, pero sí advertía que era casi imposible vencer en la arena política sin recurrir a la demagogia. A lo largo de la historia, la mentira se ha convertido en una herramienta de gobierno, ya sea para alcanzar un supuesto bien común o para beneficiar a grupos de poder. Lo preocupante es que hemos normalizado esto al punto de aceptar que el sector público funcione como una ‘pasantía dorada’ para los oportunistas de turno.
Quizás por eso estas elecciones nos encuentran con una mezcla de apatía y resignación. Estamos a días de votar, pero la moral del votante está por los suelos. ¿Qué influye en este sentimiento? ¿La impotencia de no sentirnos partícipes de los procesos? ¿El hecho de que los partidos y movimientos solo nos llamen para elegir a quienes ellos colocaron, sin democracia interna? ¿La falta de resultados y la expectativa de soluciones inmediatas? ¿El peso del dinero sobre las estructuras partidarias, que define quién aparece en la papeleta?
Además, estamos atrapados en la misma dinámica de siempre: correísmo vs. anticorreísmo, los mismos discursos vacíos, las mismas bromas de TikTok, la mercantilización de candidatos hasta volverlos indistinguibles. Hay excepciones, sí, candidatos que han escapado del molde y han mostrado con pasión quiénes son, guste o no. Pero esto no cambia el sentimiento general de apatía y resignación. Tal vez estamos en un círculo vicioso: una mala democracia genera apatía, y la apatía perpetúa una mala democracia. ¿Cómo salir de este bucle perverso? Entendiendo que la política no empieza ni termina en las urnas. Se construye desde la sala de la casa, en conversaciones con amigos, en la toma de conciencia de que todo lo que se decide en el poder nos afecta. Sea de izquierda o derecha, hay que tomar partido, estructurar ideas y exigir representatividad real, no partidos de alquiler sin alma.
Vaya a votar. Vote por opciones construidas con base en una cultura y madurez democráticas.