Fernando Insua | Johnny Czarninski: un abrazo en la eternidad
El legado de Johnny no se encuentra únicamente en los negocios que llevó al éxito
En un mundo donde el “yo soy” impera y el “yo me hice solo” es la norma, donde la ingratitud parece ser ley, quiero marcar una diferencia. No quiero irme de este mundo el día que el Altísimo así lo decida sin expresar mi gratitud hacia aquellos que supieron tener palabra, dándome el consejo y el apoyo justo en el momento preciso. Hace unos días, Johnny Czarninski dejó este mundo, y por desgracia no pude despedirme de él como hubiera querido. Johnny fue una de esas pocas personas que apostó por mí desde mis inicios, que me brindó consejo y compartió conmigo la sabiduría que me sirvió para lograr muchas cosas en la vida.
Johnny era firme en lo que quería y nunca perdió el impulso de seguir creando. Entendía que el acto de vivir radica en no detenerse nunca, en no dejar de sembrar. Brilló por su disposición a compartir su conocimiento con quienes lo rodeaban. Siempre estaba dispuesto a aconsejar y guiar, manteniéndose firme en sus preceptos y convicciones. Reconocía que el éxito no se mide solo por lo que uno alcanza, sino por lo que uno ayuda a los demás a lograr.
El legado de Johnny no se encuentra únicamente en los negocios que llevó al éxito, sino en las vidas que tocó, en la gran familia que construyó y en las mentes que inspiró, en los corazones que alentó. Johnny encarnaba un principio fundamental de la sabiduría judía: “Cada persona es una chispa divina”. Este proverbio nos recuerda que cada individuo tiene el potencial de hacer el bien y de contribuir positivamente a la vida de los demás. Johnny vivió esta verdad a lo largo de su vida, iluminando el camino para muchos con su luz. Su fe en las capacidades de las personas y su deseo de ver a otros prosperar son testimonio de esta creencia profunda.
Hoy, más que nunca, recordamos su ejemplo, de ser generosos con nuestros conocimientos y tiempo, y de ser una chispa divina para aquellos que nos rodean. Que descanse en paz, Johnny, y gracias por ser una luz en el camino de tantos.
‘Baruj dayan haemet’.