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Fernando Insua: La llama de 1535

Avatar del Fernando Insua Romero

Que el espíritu de lucha y progreso que caracteriza a los guayaquileños siga guiándonos hacia un futuro mejor

Orson Welles en su icónica película El tercer hombre, reflexionaba: “En Italia, durante treinta años bajo los Borgia, hubo guerras, terror, asesinatos y derramamiento de sangre, pero produjeron a Miguel Ángel, Leonardo da Vinci y el Renacimiento. En Suiza, tuvieron amor fraternal, quinientos años de democracia y paz, ¿y qué produjeron? El reloj de cuco”. Esta frase de Welles (que no le hace mucha justicia a los suizos) nos invita a reflexionar sobre cómo la adversidad puede ser catalizador de la grandeza. En Guayaquil, una ciudad con una historia desafiante, hemos enfrentado numerosos retos a lo largo de los siglos, pero también hemos visto surgir de esa lucha una comunidad resiliente.

Desde sus inicios -1535-, Guayaquil ha sido símbolo de valentía y progreso. La resistencia contra los piratas en el siglo XVII y el papel crucial en la independencia de Ecuador son solo algunos ejemplos de la tenacidad de su gente. Hoy en día enfrentamos problemas como la inseguridad y la desigualdad, pero estos desafíos no han mermado el espíritu de los guayaquileños. Al contrario, nos han fortalecido e inspirado para seguir adelante con más determinación. ¿Les parece extraño que diga algo positivo sobre lo que pasa en la ciudad? No debería. Hay más gente, fuera del espectáculo político y de sangre, que construye la ciudad día a día.

Guayaquil es una urbe de emprendedores valientes y trabajadores incansables. Desde pequeños comerciantes hasta grandes empresarios, todos contribuyen al dinamismo económico y cultural de la ciudad. En medio de las dificultades emergen historias de superación personal, esfuerzo y solidaridad que reflejan el carácter indomable de nuestra comunidad.

Este 25 de julio recordemos no solo los logros del pasado, sino también las oportunidades que nos brinda el futuro. Guayaquil tiene el potencial de superar sus problemas y seguir siendo un faro de desarrollo para todo el país. Renovemos nuestro compromiso con ella. Honremos a nuestros antepasados que construyeron esta gran ciudad y trabajemos juntos para enfrentar los desafíos actuales. Que el espíritu de lucha y progreso que caracteriza a los guayaquileños siga guiándonos hacia un futuro mejor.