Fernando Insua: Quito bajo ataque
Este es el momento de tomar medidas contundentes
Los recientes incendios en Quito han desatado caos y destrucción, y levantado columnas de humo y cenizas, pero también sospechas. Desde los primeros focos en Guápulo hasta las llamas en varios puntos de la ciudad, todo apunta a un origen intencional. Si bien cerca del 90 % de los incendios forestales en la capital han sido provocados intencionalmente en los últimos meses, lo que ocurre en este momento supera todo lo visto. La ministra de Ambiente, Inés Manzano (la diferencia entre la actual ministra y la anterior es abismal), fue clara: hay mano humana detrás de esta tragedia. Y no hablamos de simples descuidos. Las autoridades investigan la posibilidad de que los incendios sean actos premeditados, ejecutados aprovechando que tenemos las condiciones perfectas para un incendio: sequía, vientos fuertes y radiación solar muy alta; acciones de terror con efectos devastadores . El alcalde Pabel Muñoz ha denunciado públicamente la existencia de responsables que buscan generar caos. ¿Es solo vandalismo? La coincidencia de varios incendios simultáneos ha levantado más que alarmas. El presidente Noboa interrumpió su participación en la ONU para regresar y coordinar acciones, mientras que Fiscalía ha iniciado un proceso formal para investigar bajo el prisma del terrorismo. Las implicaciones de tal calificación son claras: si se confirma, los culpables podrían enfrentar severas penas, con la intención de prevenir futuros ataques.
El Gobierno, a través del Comité de Operaciones de Emergencia, ha movilizado helicópteros y brigadistas para contener las llamas, y también fuerzas legales para dar con los responsables. Se han presentado pruebas que incluyen videos de personas iniciando incendios. Si la sospecha de terrorismo se confirma, Quito estaría enfrentando una amenaza mucho más profunda que la sequía o el fuego; estaría siendo atacada con la intención de sembrar miedo y caos, y los perpetradores están entre nosotros.
Este es el momento de tomar medidas contundentes. El fuego puede consumirse en unos días, pero las cicatrices en la sociedad y en la ciudad quedarán si no se actúa con firmeza contra quienes buscan destruir Quito desde adentro.