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Fernando Insua: ¿Soberanía?

Avatar del Fernando Insua Romero

Es fundamental que el Gobierno no descuide la economía, la infraestructura y la gestión de recursos

La propuesta del presidente Noboa de reformar la Constitución para permitir la operación de bases militares extranjeras en Ecuador abre un debate crucial y ‘oportuno’. Aunque esta iniciativa podría mejorar la seguridad frente al crimen organizado, no es una solución definitiva. Colombia demostró que el apoyo militar externo puede ser efectivo, pero también trajo desafíos diplomáticos y cuestionamientos. Las bases no cambian países de la noche a la mañana, pero en el caso colombiano, ayudaron a consolidar el Estado frente a una guerrilla que, en la época de Pastrana, casi puso en jaque al gobierno. No pacificaron completamente a Colombia, y se establecieron décadas después de comenzado el conflicto. Pese a enfrentarse a una gigantesca extensión de selva, santuario de estos grupos, lograron evitar el resurgimiento operativo de antaño.

En Ecuador el conflicto recién comienza y los terroristas controlan zonas de Costa, Sierra y las ciudades; las bases y mecanismos de guerra electrónica moderna podrían ser devastadores para estas organizaciones. Al menos ya no habría excusas como “se nos dañó el radar” o “nos sobrevoló una avioneta y no la vimos”.

Los críticos que mencionan la ‘soberanía’ ignoran que el Estado ecuatoriano no ejerce control pleno sobre vastas extensiones del país, ni sobre puertos y zonas mineras dominadas por el crimen. Sin embargo, esta intervención debe ir acompañada de soluciones internas profundas que ataquen la debilidad institucional, la corrupción y la infraestructura deteriorada. Sin resolver estos problemas, las bases podrían ser insuficientes o incluso contraproducentes, si no se enmarcan en una estrategia integral.

Es fundamental que el Gobierno no descuide la economía, la infraestructura y la gestión de recursos. Ecuador necesita mejorar su capacidad estatal y recuperar el control de su territorio. Bien por el establecimiento de bases militares extranjeras que ayuden en la tarea, pero sin descuidar el liderazgo interno, clave para recuperar esa soberanía, que no se ha perdido a manos del “imperialismo yanqui”, sino de terroristas que habitan nuestro suelo y criminales que saquean nuestras arcas.