Fernando Insua Romero | La inoportuna mordaza
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El movimiento ADN no dejó pasar la oportunidad de usar las declaraciones del asambleísta para su discurso de campaña
Más inoportuno que un chiste en un funeral. Solo así podría calificar la propuesta de crear una ley de comunicación hecha por el recién electo asambleísta Xavier Lasso, hermano del expresidente Guillermo Lasso (el primero en criticar la propuesta de ley). Xavier Lasso, comunicador y político, ha sabido mantener una defensa coherente de su manera de pensar y de ver la política. Esto es algo que merece reconocimiento, en especial en estos días, donde los camisetazos y amnesias ideológicas están a la orden del día.
Ahora resulta que, apenas concluidas las elecciones del 9 de febrero, en declaraciones a un medio, el recién electo asambleísta plantea la creación de una nueva ley de comunicación. A su parecer, en los últimos años los medios han cometido muchos ‘abusos’ y se necesitan medios comprometidos con la ‘verdad’. Pero, sin caer en discusiones filosóficas sobre si existe una verdad absoluta o relativa, podríamos decir que la verdad a la ecuatoriana se ajusta según los intereses sean de izquierda o de derecha. Así que poner a los medios otra vez de rodillas ante caprichos y percepciones de individuos es, por lo menos, un retroceso. Bajo la última ley mordaza se calcula que aproximadamente 675 medios fueron sancionados. Por eso, en este momento en que la Revolución Ciudadana (RC5) intenta mostrar una imagen de ser la “esperanza” en medio de la tormenta, la propuesta de Lasso cayó como balde de agua fría. Una declaración que evoca y fomenta los peores temores de los votantes indecisos y opositores: una dictadura de la opinión en Carondelet.
Tan inoportuna fue la declaración, en medio de un intenso balotaje electoral, que la asambleísta por RC5 y presidenta de la Asamblea, Viviana Veloz, se apresuró a manifestar enérgicamente que esa “no es una postura como bancada ni como movimiento político”.
El movimiento ADN no dejó pasar la oportunidad de usar las declaraciones del asambleísta para su discurso de campaña. Algo lógico, pues en este campo minado que es la política -y sobre todo, en unas elecciones donde se enfrentan dos visiones completamente distintas de lo que es hacer país- cualquier desliz es caída y avalancha.