Fernando Insua Romero | Nihayat Bashar
El futuro de la Siria post-Assad dependerá de las decisiones del HTS
Hay momentos que marcan la historia, y la caída sorpresiva de Bashar al-Assad es uno de ellos. Heredero de la dictadura instaurada por su padre Hafez al-Assad en 1971, Bashar gobernó Siria con mano de hierro, sostenido por el apoyo militar ruso y el respaldo ideológico de las izquierdas globales. Sin embargo, tras 24 años en el poder, 13 de ellos en guerra civil y con más de 500.000 muertos, su régimen ha llegado a su fin.
Algunas consecuencias mundiales hasta son el golpe al prestigio de Rusia. Moscú, enfocado en la guerra de Ucrania, redujo su presencia militar en suelo sirio. Fue esa misma presencia, decisiva en 2015, la que permitió a Bashar al Assad controlar más del 60% del territorio durante años. Ahora, con soldados y equipos rusos comprometidos en Ucrania, incluso las bases rusas en Siria (Latakia y Tartus), fundamentales para operaciones rusas en África y Venezuela, podrían quedar fuera de operación si Rusia no negocia con los nuevas autoridades.
El colapso del régimen sirio también es consecuencia del debilitamiento militar de Irán y el grupo terrorista Hezbolá, gracias a los contundentes ataques de Israel hacia sus áreas de influencia y estructuras operativas. Irán, además de enfrentar protestas internas por sus prácticas represivas —como los recientes 74 latigazos a la activista Roya Heshmati y la casi ejecución del rapero Tomaj Salehi—,vio como sus fábricas de misiles, drones y líneas de suministros desaparecían dejando sin poder abastecer a sus aliados en la región. Estos ataques han destruido la capacidad operativa de ambos, dejando al régimen de Assad sin su respaldo más confiable, (aunque esto le duela aceptar a grupos activistas radicalizados de occidente y universidad de Columbia).
Ante este panorama, muchos de los militares de Assad abandonaron sus posiciones, facilitando el avance de Hayat Tahrir al-Sham (HTS) con un fuerte apoyo de Turquía (el gran ganador de este juego). En apenas 11 días, reconfigurando la geopolítica del Levante mediterráneo, dejando en el aire una pregunta crucial: ¿este cambio será para bien ?
El futuro de la Siria post-Assad dependerá de las decisiones del HTS, cuyas acciones serán determinantes para el destino de una nación que busca sanar tras décadas de tiranía y conflicto.