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Fernando Insua Romero | ¿Aún sienten el temblor?

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Pesó más el sentimiento de fracaso por no ganar en primera vuelta que la necesidad de liderar los resultados

Pese a haber ganado la primera vuelta, aumentar su número de asambleístas y consolidar un bloque sólido aunque su administración estuvo llena de problemas y observaciones, lejos de celebrar, el presidente no ha logrado transmitir una sensación de victoria. No ayudó a construir confianza luego de los resultados. Lejos de inspirar entusiasmo, el mandatario se dejó llevar por otros sentimientos, ausentándose del mitin de su movimiento ADN una vez cerradas las urnas. Solo después, en redes sociales y entrevistas, emitió comunicados para agradecer a sus votantes y, tardíamente, apropiarse de su victoria. Pero el daño ya estaba hecho. Pesó más el sentimiento de fracaso por no ganar en primera vuelta que la necesidad de liderar los resultados, generando una sensación de derrota colectiva. Para agravar la situación, señaló irregularidades en el proceso electoral, asegurando que las cifras del CNE no coincidían con las de la OEA, lo que fue desmentido por la propia organización. Además, afirmó que los votantes de Luisa González fueron “amenazados por grupos criminales”. Para colmo, la Misión de Observadores de la Unión Europea desestimó cualquier denuncia de fraude y señaló irregularidades en la gestión de la campaña oficialista, marcando líneas difusas entre la propaganda gubernamental y la electoral. Así, el Gobierno ha impulsado una narrativa que ha exacerbado la polarización, seguida por individuos que criminalizan a provincias enteras solo por elegir una opción distinta.

Sin embargo, hay realidades que no pueden ignorarse. La Sierra tiene, en su mayoría, tasas de empleo pleno más altas que la Costa, región más dependiente del comercio y golpeada por la inseguridad. No votaron contra el gobierno por ser delincuentes o ignorantes, sino porque la Costa es más sensible al alza de impuestos, apagones y al impacto directo de fallas en seguridad.

Los incendios no se apagan con gasolina, el oficialismo debería preguntarse qué necesita escuchar el votante y qué debe mejorar para construir una propuesta sólida; y dejar de sembrar el derrotismo sobre sí mismo. Al final, gane quien gane tendrá que tender puentes en un país profundamente dividido en dos bloques.