Alausí: el cero y el infinito

Sin saber aún el resultado del pedido de juicio político, es un hecho que desde ya su administración yace sepultada en Alausí.
La tragedia de Alausí desnudó una vez más la ya conocida negligencia en la atención pública de esta administración. Se trata de un cantón que llevaba meses siendo evaluado por el Servicio de Gestión de Riesgos y que contaba con una declaratoria de emergencia desde febrero pasado. Dicha declaratoria, sin embargo, solo fue un documento en papel que yace sepultado con cientos de afectados y decenas de desaparecidos de una tragedia que pudo haber sido evitada.
Lo mínimo que como ciudadanos podíamos esperar ante tal catástrofe era ver una actitud solidaria, sincera y empática hacia las víctimas de Alausí. Sin embargo, el presidente, desde su avión y haciendo gala de un desconocimiento casi infantil sobre comunicación política, anunció que primero iría a Machala, dado que era muy lejos ir por tierra y que por helicóptero no se podría ir a la zona de desastre. Se trató de un mensaje innecesario, dado que la gente esperaba la presencia del Estado, no del presidente. Si acaso no podía ir, la gente esperaba acciones, no saber si cumpliría su agenda o no. No se trata de campaña, no se trata de números, se trata de personas atrapadas aún bajo tierra y el presidente no era el centro de atención.
Una vez que el mandatario llegó a Alausí, en medio de desmanes, reclamos y abucheos por parte de la población, sorprendió con otra declaración carente esta vez de alma. Agregó que la tragedia de Alausí es una “oportunidad de reactivación”. La inversión en el hospital y la inversión en carreteras va a generar “actividad económica y empleo”. ¿Es posible afirmar tal cosa cuando los equipos de rescate aún buscan víctimas y las lágrimas de los dolientes aún están lejos de secarse?
Simon Baron-Cohen, en su libro El cero y el infinito, explora la falta de empatía en los líderes políticos y cómo esto puede llevar a decisiones insensibles y peligrosas para sus ciudadanos. Y ya Alausí se suma a la larga lista de víctimas de la falta de empatía y alma de esta administración.
Sin saber aún el resultado del pedido de juicio político, es un hecho que desde ya su administración yace sepultada en Alausí.