El alcalde mártir

Hay que ser conscientes de que estamos en guerra y que tenemos auténticos mártires entre nuestros alcaldes.
Para Unamuno, solo compadecemos, amamos y admiramos aquello que consideramos semejante a nosotros. Nuestra compasión crece a medida que nos sentimos más identificados con las personas y cosas que nos evocan igualdad. La clase política de hoy nos parece ajena, distante y, en algunos casos, digna de desprecio. Vemos muy pocos políticos que se acepten como tales y expongan sus proyectos sin ocultarlos. Aquellos que lo hacen merecen admiración, sin importar el proyecto político que defiendan. No se esconden detrás de eufemismos como “no somos políticos” o “somos jóvenes”, como si no hubieran existido jóvenes entre aquellos que contribuyeron al deterioro del país. Por eso prefiero y admiro mil veces a un revolucionario convencido que a un timorato camisetero; a un derechista que admite su postura y la defiende, que a un centrista confuso. Ecuador no está para medias tintas. Por eso consideramos semejantes a nosotros a los políticos que reconocen su identidad y asumen la complejidad del cargo que van a ocupar. Siento afinidad y admiraré siempre al alcalde mártir de Manta, al alcalde de Durán, que trabaja todos los días sabiendo que una bala lleva su nombre desde el día que asumió el cargo. También admiro a los alcaldes de Guayaquil, Lago Agrio, Pueblo Viejo, Puerto López, Muisne, Esmeraldas, Palenque, Cuenca, Milagro, Quito, Naranjal, Babahoyo, Atacames, Daule y Santa Lucía. Son alcaldes y alcaldesas que han tenido que solicitar resguardo policial para poder ejercer las funciones para las cuales el pueblo los eligió. Los admiro y a los ediles de sus administraciones que no ocultan sus convicciones y continúan en funciones pese a saber que sus vidas están constantemente en riesgo. Este país no se está tomando en serio la seguridad de los representantes populares legítimamente electos. Matan a un alcalde y amenazan a otros, y para algunos esto parece normal. Hasta fines de julio, solo 17 de los 221 alcaldes y alcaldesas de nuestro país cuentan con resguardo policial, y no sé si también militar. Hay que ser conscientes de que estamos en guerra y que tenemos auténticos mártires entre nuestros alcaldes.