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Amnesia colectiva

Avatar del Fernando Insua Romero

Hemos experimentado numerosos actos de violencia de diferentes tipos a lo largo de nuestra historia

Vivimos en una época confusa y de memoria corta. La vida y los acontecimientos políticos suceden con tanta velocidad que hemos mutilado la historia y nuestra comprensión de la realidad. La narrativa política dominante y la obsesión por los ataques entre caudillos reducen la historia de nuestro país a no más allá de 2006. Todo lo anterior es difuso o negado. Se dice que la violencia comenzó con un gobierno, la corrupción con otro, la negligencia con otro. Antes de eso, nuestro país se asemejaba más a un paraíso terrenal donde no existían la delincuencia ni el terrorismo. Aunque las formas hayan cambiado y la nostalgia pese sobre gran parte de la población, debemos recordar que hubo brutales represiones en Guayaquil en 1959, durante el gobierno de Camilo Ponce, masacre que ha sido olvidada. También debemos recordar la represión de la dictadura de 1963 y cómo nuestra ciudad se levantó durante dos años, hasta derrocarla. En 1969 fueron asesinados 30 estudiantes durante la toma de la Casona Universitaria. Hubo brutales atentados perpetrados por terroristas en los años 60, 70 y 80; mutilaciones y secuestros, como los de dos aviones de TAME el 6 de septiembre de 1969 por miembros del grupo AU-Shiris en la Operación Ho-Chi Min, o el secuestro de un avión de Saeta en 1971. Y secuestros y asesinatos de decenas de ciudadanos en todo el país, por grupos como Alfaro Vive Carajo, Montoneros de la Patria Libre y el propio Estado. Según la Base de Datos Global de Terrorismo, solo de 1984 a 1989 se registraron 122 atentados con bombas y explosivos en Ecuador. En 1995 vivimos la última guerra entre naciones en el continente americano. En fin, hemos experimentado numerosos actos de violencia de diferentes tipos a lo largo de nuestra historia, los hemos superado y nos hemos levantado. Por eso, es fundamental no olvidar, para que estos acontecimientos no nos debiliten. Debemos estar preparados para enfrentar los desafíos actuales y no caer en cuentos engañosos. Como nación, ya hemos atravesado muchas situaciones que hoy podrían parecer insuperables. La falta de soluciones para los problemas actuales del país también se debe en parte a nuestra crónica amnesia colectiva.