Fernando Insua: Golda

El ejemplo de Golda es uno de los mejores regalos que le ha dado Israel a la humanidad.
Nunca han sido tiempos fáciles para ser líderes. Esperar a que las aguas se calmen para recién dirigir es como esperar que no existan problemas para poder vivir. Los problemas son parte de la vida y de la vida de las naciones, y es en los tiempos difíciles donde los liderazgos se forman.
Hace unos días el consulado de Israel en Guayaquil organizó la proyección en Supercines de la película Golda, basada en un capítulo de la vida de Golda Meir, el momento en que siendo primera ministra de Israel y a pesar del agresivo cáncer que la aquejaba, lideró a su pueblo durante la guerra del Yom Kipur. Me impactó de nuevo aquella mujer cuya biografía leí de niño y que tanto ayer como ahora no deja de maravillarme por su capacidad y aguda inteligencia. Me resultó inevitable la comparación con los pobres liderazgos que tenemos por este lado del mundo. Mientras Golda consideraba que un líder que no duda antes de mandar a su nación a la batalla no está hecho para ser un líder, aquí tenemos gente que se cree infalible y da por solucionados los problemas con una falsa seguridad, y al final no resuelven nada y lo enredan todo.
¿Cómo no inclinarme ante el genio de una mujer que consideraba la educación y avivar el espíritu de los estudiantes la columna vertebral del desarrollo de una nación? Aquí en cambio le quitamos presupuesto a la educación pública. Cuando vivimos con miedo y nos prometen demagógicamente eliminarlo, ella afirmaba que: “No es la liberación del miedo, sino el equilibrio del miedo lo que ha hecho posible la supervivencia de nuestra civilización”.
Las comparaciones resultarán evidentes para el público que asista a ver Golda, pero lo verdaderamente importante es que aprenderemos por medio del ejemplo de aquella gran mujer lo que es ser verdaderos líderes, cómo conducir una nación cuando los enemigos alteran la paz, cómo reconocer errores, cómo levantarse, cómo ser fuertes en espíritu aunque el cuerpo esté frágil, cómo ser constructores de un Estado y no sus sepultureros saqueadores. El ejemplo de Golda es uno de los mejores regalos que le ha dado Israel a la humanidad.