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Nos matan sin balas

Avatar del Fernando Insua Romero

No hace falta ser una dictadura para tener las manos manchadas de sangre, con ser inoperante en seguridad y con desconocer el derecho a la salud es suficiente para lograr ese cometido sin disparar una sola bala.

Se acaban de anunciar las preguntas de la consulta popular. Algunas tan inconstitucionales como intrascendentes, desperdiciándose así una oportunidad real y necesaria de reformar al Estado.

A partir de ahora viviremos meses de propaganda donde el régimen buscará promocionarse por medio de su consulta. No se confunda señor presidente, que un voto por alguna de sus preguntas no necesariamente es un aplauso a su administración. No olvidamos los presupuestos ministeriales sin ejecutar, la decadencia de los servicios públicos, y la improvisación política que ha caracterizado a su mandato.

Pero si hay algo que no olvidamos, ya que lo vivimos en carne viva, es el abandono de la salud pública, abandono que no se cura ni con las tan bien intencionadas como inútiles visitas del vicepresidente a los hospitales, donde hacerse una diálisis es todo un viacrucis y en muchos casos es el propio paciente quien tiene que buscarse la medicación para los coágulos y hasta los sueros. La misma situación se da con los enfermos de diabetes, que tienen que comprarse su propia insulina a pesar de que esta enfermedad es la segunda causante de más muertes del país; ya ni hablar sobre tratarse un cáncer, esas son palabras mayores.

A diferencia de su Gobierno, que tiene tiempo para desperdiciar en procesos políticos que no llevan a ninguna parte, hay hermanos y hermanas a quienes entre las eternas y distanciadas citas para recibir un diagnóstico y la falta de atención médica se les va la vida, ciudadanos y ciudadanas que no pueden viajar al extranjero a operarse y les toca esperar la buena voluntad de un sistema que se olvidó de ellos.

La vida de los ecuatorianos depende de la oscura voluntad de dos entidades: IESS y Ministerio de Salud Pública. Esperemos que exista un atisbo de humanidad en el Estado y tome atención seria al problema de salud. No hace falta ser una dictadura para tener las manos manchadas de sangre, con ser inoperante en seguridad y con desconocer el derecho a la salud es suficiente para lograr ese cometido sin disparar una sola bala.