Entre ovnis y mates

Al final tenía razón aquel hombre ‘intergaláctico’ que decidió dejar de mirar las estrellas y empezó a ver el futuro de su país, como paso previo para construir algo real.
Es primavera en Montevideo y luego de visitar a un amigo en el Museo de la Presidencia del Uruguay y sostener una muy nutrida conversación sobre la historia política de aquel maravilloso país, la historia real -lejos de los destellos idealizados de la política uruguaya- vista desde el extranjero, más allá del Mujica mitológico, es una política hecha de gente con errores y virtudes.
Partí con la misión de buscar a alguien que haya formado parte del Frente Amplio, fuerza política charrúa con un espectro ideológico que aglutina a la izquierda o centroizquierda y la centroderecha (’socialdemócratas’) con una amplia y fructífera participación democrática desde 1971; incluso llegaron a la presidencia con Tabaré Vázquez y Pepe Mujica. Yo no buscaba a un miembro cualquiera, sino algún miembro de su brazo más curioso: el Partido Obrero Revolucionario del Uruguay. Al final lo encontré. No citaré su nombre, pero los extraterrestres sin duda lo conocen, pues el partido obrero es de base posadista y el posadismo es una tendencia muy curiosa nacida en la Argentina de los años 70, que mezclaba trotskismo con extraterrestres, platillos voladores y bombas nucleares. Está de más decir que mi charla con aquel personaje hizo mi día en aquella nación.
Lejos de lo curioso, quedé con una lección fuerte que -como diría Neruda- se “galvanizó en mi memoria”. Y es que unir ideas tan dispares y hacer que trabajen juntas no es cosa imposible, no es “algo de otros mundos”. Si bien no existe el sistema político perfecto, en Uruguay se logró crear un sistema democrático que funciona, que debate entre ideas opuestas, pero que busca un mínimo de objetivos comunes que garanticen la supervivencia del Estado.
Ecuador puede hacer lo mismo y debe hacerlo, pues esta es nuestra casa. Emigrar no es la opción ideal para los ciudadanos ante las ineptitudes de nuestro sistema político. Hay que empezar destruyendo las mezquindades políticas en nuestro país. Al final tenía razón aquel hombre ‘intergaláctico’ que decidió dejar de mirar las estrellas y empezó a ver el futuro de su país, como paso previo para construir algo real.