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Florencio Compte | Bach y el Ecuador

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Desde el Poder Ejecutivo, la Asamblea, el Poder Judicial, se generan discursos confrontativos...

Alguien se preguntará: ¿qué tienen en común una obra de Johan Sebastian Bach y el Ecuador? La respuesta es: nada. Sin embargo, como decía el ensayista catalán Oscar Tusquets, “todo es comparable”.

Tomemos como ejemplo el oratorio de Bach La pasión según San Mateo, estrenado en 1727 (o 1729, según otros historiadores), para una orquesta reducida, solistas y dos coros. Una larga y compleja obra de casi tres horas de duración sobre la pasión y muerte de Jesucristo escrita por Bach para ser representada en la iglesia de Santo Tomás de Leipzig, Alemania. Cada coro está conformado por cuatro tipos de voces: dos femeninas, sopranos y contraltos; y dos masculinas, tenores y bajos; además de una orquesta compuesta por dos flautas, dos oboes, un oboe d'amore, cuerdas y un bajo continuo. Cada una de estas voces, escuchadas por separado, no nos dicen mucho, sin embargo, cuando el coro canta al unísono acompañado de la orquesta se desvela la genialidad compositiva de Bach. La lección es clara: cada voz, aislada, no aporta mucho, salvo que, a pesar de las diferencias, canten al unísono con las otras a partir de un guion que las unifique. Pero hay también un elemento clave, hace falta un director experto que conduzca a la orquesta y a los cantantes para que la magia se dé.

Espero que, hasta este punto, la comparación entre la obra de Bach y nuestro país vaya quedando clara. Cada uno de los poderes del Estado, cada institución del Ecuador y cada uno de sus actores son aquellas voces que, sin embargo, no han logrado articular un discurso común más allá de las diferencias que siempre estarán presentes. Desde el Poder Ejecutivo, la Asamblea, el Poder Judicial, se generan discursos confrontativos en lugar de generar políticas a largo plazo; todo lo contrario, cada uno va por caminos diferentes, y, por supuesto, falta el factor más importante, no existe -ni queda claro que existirá- un presidente que lidere y que busque generar consensos, de la misma manera que el director de orquesta logra que todos los instrumentos y las voces se escuchen de manera armónica.