Premium

Florencio Compte: Los carpinteros de Guayaquil

Avatar del Florencio Compte

Estos artesanos, con su pericia, desarrollaron su labor interpretando las necesidades espaciales de los habitantes

Desde sus inicios la ciudad de Santiago de Guayaquil volcó su actividad al intercambio comercial y a la construcción de barcos, no fue sin embargo hasta el siglo XVIII cuando empezó a desarrollarse la industria de aserraderos y ebanistería que produjo madera labrada de alta calidad que posibilitaría que la edificación empiece a adquirir mejor calidad en sus acabados y que surjan artesanos especializados en la construcción.

Estos artesanos, con su pericia, desarrollaron su labor interpretando las necesidades espaciales de los habitantes y configurando la imagen de la ciudad, aunque su labor recibiera no pocas críticas, como la del ingeniero Francisco Requena, quien en 1774 indicaba: “Las (casas) que se construyen al presente son bastante incómodas porque les falta a los maestros gusto para las fábricas y no conocen absolutamente las reglas de la arquitectura civil. Los carpinteros de ribera son los que hacen los edificios, como si fuera lo mismo la construcción de un bajel que la de una casa”. Todo lo contrario se opinaba en 1797 en el Viajero Universal: “Aunque toda la materia de las casas es de madera, acompaña a su fábrica sobresaliente hermosura y capacidad”.

La construcción de navíos por parte de los carpinteros de ribera guayaquileños partía de un conocimiento empírico y de la práctica constante. El sistema constructivo, de los ensambles y acabados, que se usaba en los barcos y las casas era básicamente el mismo, además de utilizar las mismas maderas. No fue sino hasta 1904 cuando se inicia la enseñanza de arquitectura a los aprendices de ebanistería y carpinteros de ribera de Guayaquil en la Escuela de Artes y Oficios de la Sociedad Filantrópica del Guayas, en materias como Dibujo Técnico y Geometría.

En conclusión, se puede afirmar que los carpinteros de ribera, aplicando técnicas constructivas navales y con el uso de las mismas herramientas con las que trabajaban los barcos, tuvieron un aporte fundamental en la configuración de la arquitectura colonial y de la, hasta ahora, existente arquitectura tradicional de la ciudad de Guayaquil.