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Florencio Compte: Los endorefugiados

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Pero hay otra migración, poco estudiada, aunque es tan crítica y dramática como la anterior

Las cifras de emigración del Ecuador son escalofriantes y van, cada día, en aumento. El informe de Migración de la Organización de las Naciones Unidas, elaborado con información proporcionada por el Ministerio del Interior ecuatoriano, indica que, desde el año 2022, los ecuatorianos ocupan el segundo lugar en migración irregular hacia los Estados Unidos a través del peligroso cruce de Darién en Panamá, superados solo por los venezolanos. 

Se sabe que, en el año 2022, 29.356 ecuatorianos cruzaron esa frontera, y que, en el 2023, esa cifra casi se duplicó, llegando a 57.250 personas. Aún falta por conocer la cifra final del año 2024, que se cree que superará a la de los años anteriores. Hay que considerar, además, que no es la única ruta que es utilizada para migrar hacia el ‘sueño americano’, ya que hay un número importante de ecuatorianos que se aventuran a través de El Salvador, Nicaragua o México. 

En este mismo informe se indica que “según las últimas estimaciones que maneja el Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana, ya son más de 2,4 millones de ecuatorianos viviendo fuera del país”. Las causas las conocemos: falta de oportunidades laborales, extorsión, violencia, incremento de la criminalidad, desigualdad social, marginalidad, pobreza extrema, etc. Lo que aún no queda claro, sin embargo, son las posibles soluciones.

Pero hay otra migración, poco estudiada, aunque es tan crítica y dramática como la anterior. Es la de aquellas personas que tienen que abandonar sus casas y sus familias y cerrar sus negocios ante las amenazas, extorsiones y persecuciones constantes de grupos criminales, y que deben trasladarse y ocultarse dentro del país e, incluso, dentro de sus propias ciudades en calidad de refugiados, sin que haya una reacción clara por parte de las fuerzas del orden ni de las autoridades para enfrentarlo o solucionarlo. 

Son los endorefugiados, término que me atrevo a proponer para identificar a esta población que vive en peligro constante, de la que poco se conoce y, que, lamentablemente, va cada día en aumento.