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Florencio Compte: Hágase la oscuridad

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El discurso de querer echar toda la responsabilidad a los gobiernos anteriores es cada vez menos efectivo

“Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz” (Génesis 1:3) y entonces llegó el Gobierno y dijo: tengamos luz y expidió en enero de este año la Ley Orgánica de Competitividad Energética, llamada, irónicamente, “Ley No Más Apagones” y …llegaron los apagones. En el artículo 1 de la ley se indicaba: “La presente ley tiene por objeto promover soluciones económicas y de generación de energía a fin de superar la crisis energética, optimizando el manejo de los recursos públicos asociados al sector eléctrico en el ámbito público y privado, así como en todo el territorio nacional”.

 La ministra de Energía de ese entonces declaraba: “Esta ley constituye un cambio fundamental para que el país pueda salir adelante y no volver a vivir una crisis energética. El documento nos permite articular esfuerzos entre los sectores público y privado para de esta manera garantizar el suministro de energía eléctrica para la ciudadanía”. Ocho meses después, y a pesar de discursos oficiales contradictorios y confrontativos con la realidad que nos pretenden hacer creer que “no estamos en una crisis eléctrica, sino de agua” (declaraciones de Arturo Félix Wong, ministro de Gobierno), finalmente, han debido aceptar lo evidente: poco se ha hecho desde la expedición de la ley y el país enfrentará la crisis energética más grave de su historia. El discurso de querer echar toda la responsabilidad a los gobiernos anteriores, por real que esto sea, es cada vez menos efectivo. Necesitamos respuestas y acciones efectivas, no lamentos.

Se afirma que, en su lecho de muerte, las últimas palabras del poeta alemán Johann von Goethe fueron: “¡Luz! ¡Más luz!”, interpretado tanto como el deseo de iluminar su habitación o como la metáfora sobre la necesidad de obtener más conocimiento.

El tener luz es el clamor actual en el Ecuador, aunque cada vez se ve más difícil de alcanzar a corto o mediano plazo. La actuación de algunos de los voceros del Gobierno trae a la memoria un antiguo refrán alemán: “Cuando el sol de la cultura está muy bajo, hasta los enanos proyectan sombras grandes”.