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Florencio Compte | Primer centenario del cine nacional

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En el año 2007 el Congreso Nacional del Ecuador declaró al 7 de agosto como Día del Cine Nacional...

Uno de los aspectos de la modernidad que surge de los cambios de la economía, el régimen del trabajo, la producción industrial y el crecimiento de las ciudades, se expresa en lo cotidiano. En los primeros años del siglo XX algunas conquistas sociales, como un nuevo régimen laboral diario de ocho horas, abrieron en el Ecuador el espacio para que surgieran cambios en la sensibilidad, que se expresaron en la moda, en el cultivo del tiempo libre y en la práctica deportiva.

La posibilidad de disponer de tiempo para el ocio determinó que surgieran en Guayaquil una extensa red de teatros y cines, donde se presentaban espectáculos, óperas, zarzuelas, danzas, recitales de poesía, coros y conciertos, además de películas cinematográficas. Uno de los más importantes de la ciudad fue el Teatro Olmedo, inaugurado en 1900, con una capacidad de mil quinientos espectadores. En 1907 abría sus puertas el Teatro Edén, con un programa de zarzuelas, y en 1910 se inauguró el cine Ambos Mundos. También existían varias salas de cine en otros lugares, una en el barrio Las Peñas, con el nombre de Colón, y otra en la zona central, con el nombre de Montalvo, además de los cines Victoria e Ideal.

El 7 de agosto de 1924, hace cien años, se proyectó por primera ocasión, en los teatros Edén y Colón, la primera película filmada en el país: El tesoro de Atahualpa, producida por la Ecuador Film Company y dirigida y protagonizada por el guayaquileño Augusto San Miguel (1906-1937). Al día siguiente de su estreno la prensa destacaba que, a pesar de los errores técnicos y actorales de la película, “…estos pequeños defectos han sido salvados con la excesiva y entusiasta voluntad que todos pusieron en la filmación de la cinta y en hacer de ella una obra que sea la esperanza de un futuro más demostrativo de lo que en este género podemos obtener”.

En el año 2007 el Congreso Nacional del Ecuador declaró al 7 de agosto como Día del Cine Nacional en homenaje a la película de San Miguel, lamentablemente perdida; así también se instituyó el Premio Augusto San Miguel, para honrar a lo mejor del cine ecuatoriano.