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Florencio Compte: ¿Qué quiso comunicar el presidente?

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Que alguien le diga al presidente que eso no le aporta nada bien a su imagen y, peor aún, al país

Uno de los cinco axiomas de la comunicación definidos por Paul Watzlawick es que “es imposible no comunicar”. Aún cuando no se haga un uso explícito de la palabra, siempre, y de manera continua, estamos transmitiendo información y significados a nuestro entorno, ya sea por gestos, la manera de vestir e, incluso, a través de los silencios. Esta información, que siempre tiene un fin y persigue un interés, es interpretada, sin embargo, de diferentes maneras por cada uno de los receptores. Pongo un ejemplo reciente: el que el presidente de la república apareciera disfrazado junto a su familia celebrando Halloween -y no hubiera ninguna alusión de su parte al Día del Escudo Nacional- puede ser leído como un gesto gracioso o una burla y desplante, dependiendo de que quien lo haga sea su partidario o su detractor.

Cada gesto, comportamiento, palabra o silencio de un personaje público es un acto político y de propaganda, entendiendo a esta, según Salomon Ash, como “el intento deliberado realizado por agentes especializados, para provocar vuelcos en la opinión y el sentimiento”. La propaganda, desde sus símbolos y significados, actúa sobre los sentimientos colectivos e intenta manipular y/o modificar las opiniones sobre algún aspecto de la vida social, vinculado a intereses partidistas. Dicho esto, comunica tanto el responder con palabras y acciones ante una demanda social, como decir algo fuera de contexto o no decir nada.

Sobre el acto de subir a las redes una foto familiar de un personaje público, donde cada acción u omisión pasa por el escrutinio social caben las siguientes preguntas: ¿qué intencionalidad se buscaba al hacerlo? ¿Alguien asesoró al presidente sobre la lectura que podría tener su gesto? Y, lo que es aún más pertinente, ¿aún existe el área de comunicación presidencial?

Nos estamos acostumbrando a la diversidad de voceros oficiales que salen a emitir declaraciones confusas y contradictorias, exacerbando, aún más, el ya caldeado ambiente de crispación social.

Que alguien le diga al presidente que eso no le aporta nada bien a su imagen y, peor aún, al país.