Florencio Compte: La(s) marca(s) país de Ecuador

Ni el Ecuador necesita refundarse con cada gobierno de turno ni dar a conocer al mundo nuestra incapacidad para poder sostener políticas a largo plazo
Raúl Belluccia, diseñador gráfico y experto en identificación institucional, define que una marca país “consiste en una estrategia que busca destacar las características distintivas del lugar y su oferta turística, cultural y económica”; esta se expresa a través de una línea gráfica que debe instalarse con estrategias de comunicación que la posicionen dentro y fuera del país.
Aclara Belluccia que “para el correcto funcionamiento de un programa de marca país, su marca gráfica debe lograr la permanencia en el tiempo, sobreviviendo a las sucesivas gestiones que gobiernen el país, que muy probablemente intentarán reemplazarla para llevar agua para su molino”.
¿Qué ha pasado con nuestra marca país? En el 2010 se creó una nueva imagen gráfica con el eslogan “Ecuador ama la vida”, conformada por círculos concéntricos que aludían a nuestra ubicación geográfica; esta reemplazó a la anterior que tenía como eslogan “Ecuador: la vida en estado puro”. En el 2018, durante el gobierno de Lenín Moreno, se la dejó de usar bajo el argumento de que “se había politizado”. En el 2022 el Ministerio de Turismo decidió crear una nueva marca país con el objetivo de promover “…integralmente la imagen a nivel nacional e internacional considerando aspectos de turismo, culturales, gastronómicos, de producción nacional, exportaciones e inversiones”. Se adjudicó el contrato a Mabeca Corporation por $1’850.287 + IVA (portal de compras públicas), quien presentó tres opciones para ser votadas a través de un enlace hasta el 27 de octubre.
Las críticas sobre el proceso y las propuestas no han parado. Ni el Ecuador necesita refundarse con cada gobierno de turno ni dar a conocer al mundo nuestra incapacidad para poder sostener políticas a largo plazo, como evidencia lo ocurrido con la marca país. Ninguna de las opciones presentadas ha sido bien recibida, por sus errores comunicacionales e incluso por evidentes fallas de diseño. Dos millones de dólares desperdiciados.
Incluya esto, señor Lasso, como otro tema fallido en una de las 300 páginas de las memorias de su gobierno.