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Florencio Compte: Vía a la costa

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La limitación a circular a no más de 70 kilómetros por hora está acorde a considerar a esta vía como urbana

En esta semana empezó a regir el nuevo límite de velocidad en la vía a la costa hasta el kilómetro 24.

La limitación a circular a no más de 70 kilómetros por hora está acorde a considerar a esta vía como urbana, sin embargo, esta medida aislada debe ser parte de un plan integral que contemple, entre otras, algunas de las siguientes disposiciones: regulación del tráfico pesado, que incluya su prohibición de circular durante las horas pico que corresponden a las de movilización de los residentes del sector hacia sus lugares de trabajo o hacia los centros educativos. Gran parte de la congestión vehicular se debe al alto número de camiones y volquetas que circulan por cualquiera de los carriles, sin respetar el que les corresponde y sin que haya ninguna autoridad que los obligue a hacerlo; controles permanentes con el fin de evitar que ante la disminución de la velocidad aumente el riesgo de asaltos; al ser considerada una vía urbana debe darse prioridad al peatón, con semaforización y pasos cebra, no pasos peatonales elevados que, además de ser inseguros, obligan a recorridos adicionales a los peatones. Además del diseño y construcción de veredas para poder caminar sin riesgo; mejoramiento del transporte público, que incluya incremento de unidades y frecuencias, además de paraderos regularizados; control del tránsito para los puntos de mayor conflicto.

Los vigilantes que se pueden observar a lo largo de los doce kilómetros, superados por el caos, no atinan a hacer nada. El control debe incluir el sancionar a los vehículos sin placas, a los que infrinjan los límites de velocidad y a los que usan luces estroboscópicas no autorizadas, de acuerdo a lo establecido en el COIP.

Evidentemente la movilidad no es el único problema de la vía a la costa, si a este le sumamos otros como la inexistencia de un sistema de aguas servidas, la contaminación ambiental originada por las canteras y ciertas industrias, la ausencia de espacios públicos, el descuido de las áreas verdes, entre otros, concluiremos que en esta vía se resumen todos los males de nuestra ciudad.