15 de Noviembre de 1922
...es, hasta hoy, mis queridos compaisanos de América Latina, la fecha más monstruosa en materia de luchas obreras, de luchas intestinas, de todos nuestros países...’.
Hace 100 años, en octubre de 1922, se dio inicio a uno de los hechos más dramáticos y vergonzosos de la historia del Ecuador. Los obreros ferroviarios se declararon en huelga en demanda de mejoras en sus condiciones laborales. Al poco tiempo la huelga recibió el apoyo de la Federación de Trabajadores Regional Ecuatoriana y de la Sociedad Cosmopolita de Cacahueros Tomás Briones.
El 7 de noviembre se iniciaba otra huelga de los obreros de la Empresa de Luz y Fuerza Eléctrica y de los trabajadores de la Empresa de Carros Urbanos de Guayaquil, quienes reclamaban incremento de salarios, cumplimento de la jornada de ocho horas y la estabilidad en el trabajo. Dos días después se habían sumado a la huelga la FTRE y sus veinticuatro organizaciones aliadas, además de los trabajadores de la compañía de gas, la curtiembre La Iberia, la fábrica de cerveza, los obreros del servicio de aguas y la Asociación Gremial del Astillero. Con el pasar de los días la situación se fue agudizando y el 13 de ese mismo mes se declaraba la huelga general a la que plegaron otros sectores laborales, por lo que la ciudad de Guayaquil quedó totalmente paralizada.
El 15 de noviembre una gran manifestación de casi treinta mil personas que congregaba a los obreros y trabajadores en huelga se había tomado las calles de la ciudad. No pasó mucho tiempo hasta que la multitud fue reprimida por la Policía y el Ejército que seguía las órdenes dictadas por el presidente de la República José Luis Tamayo. Se cree que fueron cerca de medio millar de muertos los que cayeron ese día y que fueron tirados a la ría.
Benjamín Carrión reflexionaba de esta manera sobre lo que significó este hecho: “El 15 de noviembre de 1922 es, hasta hoy, mis queridos compaisanos de América Latina, la fecha más monstruosa en materia de luchas obreras, de luchas intestinas, de todos nuestros países. Desde el río Bravo hasta la Tierra del Fuego… ¿No lo sabían ustedes? Pues no lo sabe casi nadie en los países ‘hermanos’, y cuando uno lo cuenta no se lo quieren creer, no se lo creen”.