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Gatopardismo, reforma o revolución

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En el medio de estos dos extremos se encuentran las reformas, aquellos procesos donde se realizan cambios en los sistemas

El gatopardismo se refiere a la idea de que los cambios superficiales no son suficientes para lograr una transformación real y duradera. Generalmente, de manera intencional, se realizan cambios aparentes, cosméticos o de distracción, con la intención de que todo siga igual.

El término surgió del título de la novela Il Gattopardo, del escritor napolitano Giuseppe Tomasi, príncipe de Lampedusa, en la que habla de la decadencia de la nobleza en la época de la unificación italiana a través del relato del matrimonio del sobrino de un príncipe con la hija de su enemigo, un comerciante plebeyo. Compromiso promovido por el noble con el propósito de insertar a su clase social con la nueva fuerza política dominante. Desde entonces se usa la expresión para señalar la actitud de “cambiar todo para que las cosas sigan iguales”.

El extremo opuesto al gatopardismo es la revolución, entendida como un cambio radical, profundo y completo -muchas veces violento y caótico- de las estructuras políticas, sociales y económicas de una sociedad o de una organización, orientado a una transformación integral, aunque, casi siempre, con consecuencias impredecibles.

En el medio de estos dos extremos se encuentran las reformas, es decir, aquellos procesos donde se realizan cambios en los sistemas, de manera gradual y enfocados a áreas específicas, sin que existan imposiciones, sino buscando el mejorar e innovar a través del compromiso de las partes involucradas y de procesos de negociación.

Ante la decisión de enfrentar las diferentes opciones de gobierno se debe considerar lo siguiente: primero, no se puede pretender cambiar haciendo siempre lo mismo; segundo, no se puede pretender realizar cambios manteniendo, necesariamente, a las mismas personas. Se espera, por tanto, cambios reales en los modelos de gestión, buscando consensos y la participación de los ciudadanos.

Obviamente, también hay aquellos cuya gestión de gobierno es no tener gestión de gobierno; en otras palabras, el no hacer nada. Eso convierte a un país no solo en inestable, sino en insostenible.