¿Y el Gobierno? Está en Babia

Cuando alguien en la corte deseaba consultarle al monarca algún asunto de importancia, los cortesanos contestaban “el rey está en Babia”
Durante la Edad Media los reyes de León y sus cortesanos elegían para su reposo y desconectarse de las tareas cotidianas la comarca montañesa de Babia. Cuando alguien en la corte deseaba consultarle al monarca algún asunto de importancia, los cortesanos contestaban “el rey está en Babia”, para indicar que no estaba dispuesto a asumir sus tareas y responsabilidades. También se cuenta que al finalizar el verano los pastores de ovejas trashumantes sentían nostalgia y se quedaban ensimismados. Cuando esto sucedía, unos a otros se decían: “Despierta, que estás en Babia”, aludiendo a que su mente estaba perdida o desconectada de la realidad. Al parecer este fue el origen de la expresión “estar en Babia” cuando se alude a alguien que se encuentra distraído, despistado o ausente o “sin enterarse de lo que ocurre alrededor”, tal como lo define el Diccionario de la Real Academia Española.
El símil con el gobierno de nuestro país, lamentablemente, es claro. Lo peor que puede sucederle a un gobernante es estar al margen de la realidad y desconectado con lo que le sucede a su pueblo y con el sentir de la sociedad. Mientras se declaraba que “nuevamente” se retomaba el control de las cárceles, el jefe de una de las bandas criminales más importantes hacía declaraciones con ofertas de paz resguardo por guardias armados y custodiado por un policía… dentro de la propia penitenciaría. Mientras públicamente el presidente decía que las actividades retornaban a la “normalidad” los habitantes de Esmeraldas, Guayaquil y Durán siguen sobreviviendo aterrados. Mientras ya casi nadie cree en este gobierno, sus funcionarios siguen preocupados por la “afectación de su imagen”. Mientras se declara que hay “nuevos hospitales” y “centros escolares” lo cierto es que la gente sigue muriendo por falta de atención sanitaria y los padres no envían a sus hijos a las escuelas ante el miedo de que no regresen vivos a sus casas. Mientras el gobierno está “ausente” y “sin enterarse de lo que ocurre a su alrededor”, el Ecuador se cae a pedazos, esperando que regrese de Babia.