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Guayaquil bajo el agua

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¿es suficiente conocer por qué sucede y cruzarse de brazos o hay maneras de enfrentar esta situación y darle solución?

Al igual que años atrás, los fuertes aguaceros han causado que Guayaquil haya vuelto a quedar bajo el agua.

Para quien habita esta ciudad, no es extraño que colapse cuando coincide una lluvia fuerte con la marea alta de los esteros y de la ría, sin embargo, ¿es suficiente conocer por qué sucede y cruzarse de brazos o hay maneras de enfrentar esta situación y darle solución?

En primer lugar, las inundaciones en la ciudad durante el período invernal han sucedido a lo largo de su historia. Hace poco más de un siglo, en 1922, un diario guayaquileño irónicamente describía: “La poética fantasía de nuestros concejales, ha querido añadir a los mil atractivos con los que han adornado a la ciudad, el vistoso espectáculo de los canales venecianos; y es así como con orgullo podrán hablar de esbeltas covachas que reflejan sus impecables líneas en la tranquila superficie de las aguas estancadas”. Hoy en cambio, el humor guayaquileño ha destacado cómo mientras la Municipalidad inauguraba una piscina de olas, esta era replicada en cada barrio.

En segundo lugar, el caudal que puede recibir el sistema de recolección de aguas lluvias resulta insuficiente y las obras necesarias para solucionarlo cada vez son más urgentes.

En tercer lugar, las inundaciones son consecuencia de haber rellenado los cauces naturales de evacuación y que conducían el agua hacia los esteros y el río Guayas.

En cuarto lugar, por una mala visión de desarrollo y “modernidad”, la ciudad está cubierta por una capa de hormigón y asfalto impermeable que impide al suelo absorber las aguas lluvias, sumado a las insuficientes áreas verdes que ayuden a esta absorción.

El impacto del aumento de la temperatura global para algunas ciudades es significativo ya que afectará a muchas ciudades costeras como Guayaquil, donde una parte importante de su planta urbana está ubicada a un metro o menos sobre el nivel del mar.

Se necesita tomar medidas inmediatas y urgentes con soluciones técnicas para evitar que las zonas bajas se inunden. La solución, como en otras situaciones de riesgo, pasa por la planificación.