Karl Kohn en Guayaquil

...en su obra es fácil advertir cómo la propuesta funcional es consecuencia de la adaptabilidad del proyecto a su entorno
En estos días puede visitarse en el Museo Nacional del Cacao una exposición dedicada a la obra del arquitecto checo Karl Kohn. Si hay una palabra que pudiera sintetizar su extensa obra, esta sería coherencia.
Decía Kohn que en su trabajo primaba lo funcional, ya que “la belleza tenía que salir de la utilidad”. Pero también en su obra es fácil advertir cómo la propuesta funcional es consecuencia de la adaptabilidad del proyecto a su entorno, la tradición y al contexto cultural.
Kohn obtuvo su título de Arquitecto-Ingeniero en 1920 en la Academia de Bellas Artes de Praga, uno de los centros más importantes de propagación de la arquitectura funcionalista en la antigua Checoslovaquia. Entre 1921 y 1938, Karl y su hermano, el ingeniero Otto Kohn, desarrollaron su trabajo en Praga, vinculado al funcionalismo, el cual daba gran importancia a la casa unifamiliar como el espacio donde se centraban las nuevas ideas tipológicas, estéticas, funcionales y constructivas de la modernidad, y en las que se empezaba a experimentar la incorporación de nuevos aspectos como los factores ambientales, el interiorismo y el diseño de jardines.
En 1939 llegó Karl Kohn a Ecuador, huyendo de la persecución nazi por su condición de judío, e inició una larga e importante carrera como arquitecto, dibujante, pintor y maestro universitario, además de propagador de las ideas de la arquitectura moderna.
Aunque su labor profesional en Guayaquil se inició con la propuesta de un proyecto no realizado de edificio para Evangelista Calero en 1945, se concretó finalmente con varios proyectos como el Banco de Descuento (1952), con el que ganó el Premio al Mejor Edificio Comercial, la sede de la compañía constructora INCA (1952), Compañía de Seguros La Unión (1953), Banco Sociedad General (1953), Casa Comercial Tosi, Premio al Progreso Urbanístico 1957, la casa Zunino en el Barrio del Centenario (1953), además de los anteproyectos -no construidos- del Hospital Militar de Guayaquil (1944-1945), edificio Massuh (1952), edificio Santistevan (1954) y residencia Parra Durango (1973).