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¡Arriba los corazones!

Avatar del Francisco Huerta

"Sí compatriotas: juntos y con buen liderazgo podemos enfrentarlo todo’".

Sí compatriotas. ¡No hay cómo bajar la guardia! Los días vividos han sido duros, en especial en los sectores de menores ingresos y también menos preparados para enfrentar varias crisis simultáneamente pero, vienen peores.

Aunque en esos grupos humanos las dificultades son el pan de cada día, sin ánimo de alarmar, hay que preparar el temple huancavilca para enfrentar lo que viene.

¿Por qué tanto pesimismo? No, no hay tal. Continúo optimista en relación al porvenir pero, miremos la situación a la fecha.

Nunca hemos tenido niveles de desempleo tan altos como los actuales. Pasamos de un indicador de casi 4 % en diciembre del año anterior a más de 13 % por ciento entre mayo y junio.

Eso significa alrededor de un millón de personas sin trabajo. Desempleados en paro forzado. Angustiados haciendo maromas para llevar el pan a su casa, si la tienen. Cada día más visibles, porque se incrementan cotidianamente. A diario aumentan los que viven y duermen entre las columnas de los pasos a desnivel. Cerca del sitio donde piden limosna con un niño en brazos. En esa dura situación de miseria se mezclan venezolanos y ecuatorianos. De paso, su estado se agrava con los condicionamientos que impone la pandemia. Y por supuesto, con la magnitud creciente de la corrupción, sumada a la inercia gubernamental que parece no conmoverse frente a la tragedia y mantiene una insoportable actitud de expectación. Felizmente ya falta menos para dar paso al relevo. Desde ahora hay que ir pensando medidas para incentivar la creación de empleo. Para estimularla y premiarla. Sin poner en cuarentena los derechos laborales, se debe flexibilizar sin perjudicarlos, el régimen laboral. De la denuncia de la corrupción, sin olvidarla, hay que avanzar a la propuesta de medidas para superar una situación que si continúa sin ser atendida y que puede dar lugar, con el miedo a la COVID- 19 y todo, a una fuerte explosión social.

El 9 de Octubre vamos a cumplir doscientos años del proceso final de la Independencia del Ecuador. Invocar la esperanza de mejores días tiene firmes antecedentes históricos.

¡Sursum corda!