Premium

Una democracia cansada

Avatar del Francisco Huerta

"En una sociedad fatigada por diversas crisis, es obvio evidenciar una democracia cansada"

Para muchos, optimistas crónicos, el día de hoy se celebra una fiesta democrática. Ojalá lo sea en función del volumen de participación y de la transparencia de los resultados, respetando lo que el pueblo decida. En todo caso, yo no quiero aparecer como un aguafiestas, pero de momento no hay nada que celebrar respecto de la votación en sí misma. Múltiples acusaciones de fraudes en la primera vuelta han quitado verosimilitud y confianza a los organismos de la Función Electoral. Pese a ello y los riesgos de la pandemia, cuidadosamente protegidos hay que salir a votar, y creo yo, hay que hacerlo en positivo. Votar nulo es una posibilidad que puede concebirse como un derecho, pero la propia nulidad acaba simultáneamente con el derecho-deber superior de designar a quien gobierne la República.

En definitiva, hoy no caben mayores digresiones filosóficas. Coincido en que las elecciones se dan presentando fuertes y contradictorias disyuntivas: democracia o dictadura; respeto a los derechos humanos o atropello de las libertades; y me ahorro otras disyuntivas por no tener certeza de que sean tales, pero con las enunciadas me basta para mi pronunciamiento.

Así las cosas, aprovecho el silencio electoral para hacer sonar un tema huérfano estos días: el de la salud mental de los ecuatorianos. El asunto es un tema al que hay que comenzar a tomar en cuenta. Una democracia cansada es el reflejo del cansancio de sus ciudadanos, agobiados por la insulsa y corrupta política nacional. Deja sin ilusiones a los jóvenes o lo que es peor, los hace pesimistas, cuando deberían ser paradigmas de optimismo. Así como su democracia, la salud mental de los ecuatorianos también está enferma, y necesita de urgencia un refrescamiento. Valdría mirar los incrementados índices de suicidio para tomar en serio lo que señalo. Veamos entonces, a partir de lo que hoy suceda, cómo construimos un gran proyecto nacional para sacar al Ecuador de los profundos baches en que hoy se encuentra sumergido. Sin duda, va a hacer falta una gran minga nacional, sin exclusiones y con liderazgo manifiesto. Amanecerá y veremos.