¡Coherencia, por favor!

"Estamos entrando en un periodo peligroso de patria boba. El liderazgo presidencial tiene que devolvernos el optimismo"
Las pequeñas o grandes pugnas entre funcionarios del ámbito nacional (Ministerio de Educación) con el local (Alcaldía de Guayaquil) son sumamente dañinas. También las tensiones en el seno de ciertos cuerpos colegiados que al desprestigio que ya tienen le suman ahora divisiones internas. Pareciera que algunos funcionarios públicos no han asumido todavía la magnitud y gravedad de las crisis que nos afligen y se permiten, muy sueltos de huesos y de lengua, generar conflictos de diverso tipo, todos ellos adversos al interés nacional. Igual ocurre con la falta de coherencia en la toma de decisiones vinculadas al manejo de la pandemia de la COVID-19. Se mantiene como obligatorio el uso de la mascarilla pero, los ciudadanos lo asumen al gusto: unos sí, otros no y muchos sin colocársela debidamente, o bien cubriéndose con ella el cuello o apenas la boca pero no la nariz. Ninguna institución induce a su buena utilización y la gente tolera que a su lado se tosa o se grite, tal cual ocurre en las aglomeraciones de distinta naturaleza que se siguen produciendo.
A propósito, en cuanto al distanciamiento físico la incoherencia es monumental. Se la recomienda, a ratos, pero se propicia su violación cuando se acepta que los buses del transporte urbano realicen su tarea visiblemente atestados, unos al pie de los otros, con o sin mascarilla, unos vacunados y algunos no. Nadie lo sabe porque no se exige el respectivo certificado. En todo caso, dicho documento puede ser falsificado. Hay quien lo vende por un precio más o menos adecuado que permite a los no vacunados asistir a comprar en los supermercados que lo piden, que en ese tema también: unos lo solicitan a quien desea entrar en ellos, pero otros mantienen libre ingreso. En cuanto al fútbol, hasta el presidente pidió al Comité de Operaciones de Emergencia (COE) revisar su medida de jugar sin presencia de público, pero, como la voz del pueblo es la voz de Dios… viva el fútbol, abajo la pandemia. Y para carnaval, igualmente, volverán las aglomeraciones.
Absurdistán se ha llamado al Ecuador. Bien merecido lo tenemos.