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El llanto sobre el difunto

Avatar del Francisco Huerta

"Como en toda obra pública de magnitud, el puente sur desde antes de ser construido está siendo sometido a diverso tipo de “mareas""

Sabios nuestros antecesores españoles para significar en una frase todo un tratado de comportamiento. Aunque ahora en desuso, presumo que por la cobardía y la comodidad imperantes, copio textualmente cómo se apreciaba el significado de la frase con que titulo el presente cañonazo: “esta es una expresión muy típica para indicar lo importante que es hacer las cosas en el momento en que deben hacerse, porque no tendría sentido estudiar después de haber dado el examen, preocuparse del vicio del alcohol después de la cirrosis, o pedir perdón al difunto”.

Por eso entro de frente al toro y pregunto, sin adornos previos: ¿qué carajo pasa con la licitación del puente sur?

¿Por qué un diseño que ya está pagado hace tiempo y que fue elaborado, a petición del Gobierno, por uno de los mejores técnicos que tenemos en diseño de puentes, con un doctorado (PhD) en sísmica, no es la base de la licitación y se permite que cada proponente ofrezca el que se le ocurre? ¡No se ha pensado que una tipología por interesado no permite un criterio base para calificar las propuestas!

Por supuesto, ahora, dado el tiempo transcurrido, habrá que hacer reajustes que pueden incrementar los costos de la obra pero, a su vez extenderán el tiempo de vida útil de la misma, lo cual se vincula directamente con la suma de dinero que habría que cobrar por el pontazgo.

Por lo demás, resulta odioso suponer que hay motivaciones regionales destinadas a intentar posponer una obra que es de interés para toda la República. Está bien que se la impulse desde la Alcaldía de Guayaquil, siendo nuestra ciudad una de las beneficiadas con la construcción en mención pero, sin hipérbole, la obra es de beneficio para muchas provincias: la del Azuay, la de Los Ríos, la del Chimborazo, la de Bolívar, la de Santa Elena, la de El Oro, directamente y, por razones obvias, todas las de los alrededores y por tanto el país como un todo.

Pero, por lo mismo, respetar el diseño original es clave y así debería constar en la licitación. No sea que estemos “haciendo pan barato para hoy y hambre cara para mañana. Queda dicho y bien claro.